Era el año 2007, me encontraba sola sentada en el piso de un hospital, esperando que mi esposo saliera de la Sala de Operaciones. Fueron horas interminables. Gente entraba y salía, pasó mucho tiempo y no tenía ninguna noticia de lo que estaba aconteciendo allá adentro. En ese tiempo transcurrido pasó la historia de nuestra vida juntos. Muchos años luchando, cuidando de nuestros hijos, enfrentando situaciones.
Cuando me case (con apenas 17 años) asumí el compromiso de hacerlo para siempre. Mucha gente no entendía como iba a unir mi vida a una persona con una condición física, degenerativa, que no existe cura. Mi esposo padece de Distrofia Muscular desde los 14 años. Es que no comprendían que dentro de ese cuerpo enfermo, habita un hombre extraordinario, inteligente, buen padre, buen esposo, que ama a Dios por sobre todas las cosas.
Ese hombre maravilloso se estaba debatiendo entre la vida y la muerte en esa Sala de Operaciones. La primera noticia: Sus intestinos se habían perforado y había que evitar que su cuerpo se llenara de impurezas a consecuencia de esta condición. La otra noticia: en el peor de los escenarios; tendría que vivir con una colostomía el resto de su vida. Recuerdo que miré mis manos, observé mi anillo de matrimonio...mi alianza y le dije al Señor: “Yo creo en ti, confió en tu palabra. Tú no nos dejarás ni nos desampararás”. En ese momento me invadió la paz que sólo Él puede dar. Como un susurro a mis oídos escuché: “Todo va a estar bien”. Respiré profundamente, comencé a cantar. “Puedo sentir tu mano en mi hombro, al pasar la tempestad. Puedo sentir tu mano en mi hombro, fiel a mi donde quiera que voy”. Canté una y otra vez, con los ojos llenos de lágrimas, pero convencida de que Dios haría una gran obra. Esperé hasta que aquellas puertas se abrieron y me dieron la noticia de que todo había salido bien. Exclamé una gran “¡ALELUYA!”que retumbó en aquel lugar. Dios había hecho un milagro.
Ese es el Dios al que yo le sirvo. Al que David le oró diciendo: “Aunque ande en valle de sombra de muerte no temeré mal alguno, porque Tú estarás conmigo”( Salmo 23:4)
Escrito por: Sandra Vázquez
ORACIÓN
Amado Jesús, Dios de mi vida Me acerco a ti con la certeza de que Tu me oyes,Sabiendo que no importa el valle de sombra que esté pasando,Tú estás conmigo. Aun siendo incierto el mañanaTú has prometido estar conmigo hasta el fin.Te pido que tomes el control absoluto de mi vidaQue calmes toda ansiedad, que quites todo temorY que llenes mi vida de la paz que sólo Tú sabes dar.Yo estoy en tus manos, mi familia está en tus manosTengo convicción absoluta de amor que nos tienesPor eso confió en que todo obrará para bien.
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