Erika Michael // Buenas Nuevas
@ErikaMichael12
Hace unos meses recibí una carta de una lectora. Una joven que comenzaba su carrera universitaria y tenía planes de continuar estudios en el exterior del país. Ella llevaba meses compartiendo un chico. Su relación iba muy bien y a ella le parecía una buena persona. Sin embargo, tenían metas muy distintas.
Me escribió porque sentía que no tendría tiempo para el amor en aquel momento y se sentía preocupada de no saber si era normal o correcto. Tenía temor de “perder la oportunidad” con un buen chico por atender sus metas personales.
Es difícil elegir entre nuestras metas personales y el amor cuando no tenemos bien definido lo que el amor representa para nosotros y lo que implica cumplir nuestras metas profesionales o personales. Sobre todo, viviendo una sociedad que se ve en conflicto constante por lo emocional y lo material o profesional. Quienes son más emocionales acusan a otros de materialistas, y quienes desean enfocarse en sus metas profesionales acusan a los más emocionales de ser débiles.
Lo cierto es que tanto quienes priorizan el amor como quienes priorizan sus metas profesionales tienen todo mi respeto, pues ambos son emprendimiento.
Lo que debemos tener en cuenta al conocer a alguien que nos interesa es que todas las relaciones crecen a medida que las desarrollamos y aportamos a ellas. Esto significa que todo en la vida cambia y las relaciones no son la excepción. Todo lo que hacemos gira en torno a una pregunta a veces difícil de responder: ¿Qué vas a querer mañana?
Saber lo que deseas te ayuda a tomar decisiones dirigidas a eso. Esto no significa que siempre tomarás las mejores decisiones o que siempre va a funcionar lo que haces, solo es un mapa.
Por ejemplo, para mí las relaciones son importantes, amo amar y la idea de compartir mi loca vida junto a alguien, pero estoy convencida de cuál es mi propósito para mi vida y hacia dónde quiero llegar, y esto significa que no voy a permitirme desarrollar una relación que guíe mis pasos lejos de mi meta. No puedo permitirme cortar mis alas. Pienso que el amor (que cada cual le asignamos una definición según nuestra experiencia y necesidad) no interfiere con lo que somos y lo que queremos hacer, sino que va de la mano, están interrelacionados. Es por esto que apoyo y valoro la soltería saludable, ya que esta nos permite crecer como individuos o desarrollar mejores relaciones con otros.
Ahora bien, sacrificios son necesarios. Conozco parejas maravillosas a quienes amo y respeto que estuvieron separados una temporada en lo que uno de ellos estudiaba fuera del país y conozco algunas otras que eligieron su vida de casados y la responsabilidad de una familia dejando para luego sus estudios o bien realizándolos simultáneamente. Y esto está bien. No hay una fórmula única para llevar las relaciones. Lo importante es saber responder la pregunta “qué vas a querer mañana” y decidir pensando en la persona en la que te quieres convertir. Ten el valor de lanzarte y salir de tu zona cómoda. Lo bueno es que siempre hay break para volver a comenzar.