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El actor cómico Jimmy Morales y ahora presidente de Guatemala, promete acabar con la corrupción en su nación. Sin experiencia política, ni plan de Gobierno, Morales prometió sacar a la mayor economía de Centroamérica de su peor crisis institucional en décadas a la cabeza del Frente de Convergencia Nacional (FCN-Nación) una heterogénea alianza de militares e izquierdistas.
“No hay ninguna estructura detrás de nosotros”, ha asegurado Morales, insistiendo en que en el 2013 refundó con docentes, profesionales, empresarios y viejos amigos el FCN, que había sido creado por veteranos de las Fuerzas Armadas, una polémica institución acusada de masacres durante la guerra civil.
Hubo 14 candidatos en la primera vuelta electoral. Se fue a la segunda ronda con la ex primera dama Sandra Torres. A los 46 años, Jimmy Morales obtuvo un porcentaje histórico del 68,5% de los votos. El segundo lugar fue para Torres, con el 31,5%.
“Fue un voto valiente, un voto de esperanza, un voto es claro que tenemos que acabar con la corrupción. Hago un llamado a todos para construir esta realidad”, dijo el comediante durante la conferencia de prensa que celebró su victoria.
“Su futuro dependerá mucho de sus operadores políticos. La gran incógnita es cómo será su relación con el Congreso, porque es un ente muy poderoso, que maneja presupuesto y puede bloquear iniciativas y leyes que necesita para aplicar sus programas”, dijo el sociólogo y analista político Gustavo Berganza.
Muchos dudan sobre si un hombre que hasta hace un año se ganaba la vida haciendo bromas tendrá la capacidad de dar estabilidad al Gobierno, con un programa de apenas seis páginas que no detalla cómo cumplirá sus promesas en salud, educación y justicia.
“Puertas abiertas y auditoría de todo. En las instituciones, en justicia, en la policía, en las aduanas”, prometió Morales, un evangélico bautista y con estudios de teología, según publica la agencia Reuters.
Morales ha demostrado su éxito profesional, que lo llevó de vender plátanos y ropa usada en mercados populares hasta tener su productora, como prueba de que puede dirigir la mayor economía de Centroamérica.
“Un hombre solo no puede resolver los problemas del país. Yo no tengo una varita mágica ¿Quieren ustedes un presidente comprometido? Yo quiero un pueblo comprometido, porque sino no vamos a salir del agujero en el que estamos”, dijo durante su campaña electoral.
La economía más grande de Centroamérica que es Guatemala, está experimentando una crisis constitucional. La recuperación de la confianza es el gran desafío del nuevo presidente, cuyo partido ocupará menos del 10% de los escaños en el Congreso.