POR CULPA DE “EL FANTASMA DE LA OPERA”
Julio Román// BUENAS NUEVAS
Director y guionista de cine
En esta ocasión no voy a hablarles de cine, sino de su hermano mayor: El teatro.
El pasado martes tuve la oportunidad de ver la obra que más tiempo lleva en cartelera en Broadway. Un clásico, “El Fantasma de la Opera”. Este año cumplió 20 años de subir a escena.
Esta fue mi primera experiencia con un musical en Broadway. Desde hace varios años quería ver una obra en la meca del teatro. ¿Cómo no querer hacerlo?
Mucho tiempo antes de que los espectadores abarrotaran las salas de cine para ver una película, Broadway maravillaba al mundo con sus espectáculos.
EL PROBLEMA DEL DESEO DE APRENDER
La realidad es que, cuando tenemos deseos de aprender cómo las cosas funcionan, tendemos a distraernos con los “cómo lo hicieron”. Eso no está mal. Mi pastor nos ha enseñado a que busquemos aprender de los mejores, no de los mediocres. Sin embargo, este musical no me dejó distraerme por mucho tiempo.
Definitivamente, “El Fantasma de la Opera” es un musical impresionante.
Estuve más del 50% de la pieza buscando aprender cómo hacían lo que hacían. Cómo eran los juegos de luces, cómo la música acentuaba, daba un tono y creaba grandeza; cómo la puesta en escena desafiaba el realismo, pero al mismo tiempo sumergía al espectador en la narrativa, cómo las interpretaciones de los actores tocaban los distintos matices de las emociones humanas,cómo las transiciones de escenas te llevaban, de una gigantesca escalera en medio del escenario a una pequeña oficina, sin distraerte por un solo instante, y de qué manera podía aplicar todos esos principios a nuestras películas.
Sin embargo, al mismo tiempo,me mantuvo al borde del asiento durante casi las tres horas que duró. Cuando la persona que estaba delante de mí me lanzó una mirada, de esas que solo en Nueva York te pueden dar, decidí que era tiempo de sentarme hacia atrás. Pero luego, mi sangre boricua y la memoria de lo que gasté para poder tener ese asiento, me hicieron ignorarla e inclinarme hacia al frente sin importar que me mataran con la mirada.
EXCELENCIA
El musical puedo resumirlo en una sola palabra: Excelencia. No pasaban cinco minutos sin que sucediera algo que causara una impresión de maravilla en mí. Todas las escenas eran memorables. Una seguida de la otra.
NO TE INTIMIDES
Les confieso que por un momento me intimidé. Era demasiado grande para digerirlo. Se sentía casi inalcanzable. PERO, y esto es un “pero” que vale. Recordé varias Escrituras de la Biblia.
En esencia lo que percibí fue que nosotros, por cuanto el Espíritu Santo habita en nosotros, tenemos la capacidad de hacer cosas mucho mayores a las que estaba viendo. No estoy exagerando.
El problema es que tenemos sueños muy pequeños, o soñamos demasiado grande sin dar los pasos pequeños que debemos de dar. Al bajar el telón, lo que antes había sido intimidación, se convirtió en inspiración. Sentí la adrenalina correr por mi cuerpo. Percibí cómo Dios quiere llevarnos a niveles mucho más altos de excelencia, y salí con la satisfacción de experimentar una historia bien contada.
En cuanto a la mujer que me apuñaló con la mirada, les comento que a mitad del musical ella también tuvo que inclinarse hacia adelante, sumergida en la historia. Ahora, no sé si también fue víctima de una mirada asesina.
La próxima semana les compartiré lo que me enseñó Dios luego de ver esa mega producción.
Hasta la próxima semana,
///Julito
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