26 de mayo de 2015

La importancia de contar con la ayuda de un mentor

mentoria efectiva



Redacción // Buenas Nuevas 
@BuenasNuevasPR
Dios no desea que vivamos en aislamiento. Hace unos años me di cuenta que para cumplir mi propósito desesperadamente necesito personas en mi vida. Mis padres invirtieron en mí, así también maestros, entrenadores, patronos, pastores y amigos. No me hice por mí mismo, ni usted tampoco. Cualquier éxito que hemos alcanzado es el resultado de alguien que sacó el tiempo para instruirnos, animarnos y corregirnos. ¡Eso nos hace sentir humildes!


La mentoría es un principio bíblico básico. El libro de Proverbios comienza con una exhortación para escuchar no solo a los padres sino también “las palabras de los sabios” (Proverbios 1:6). Moisés fue el mentor de Josué, Noemí de Rut y Elías de Eliseo. Jesús pasó la gran parte de su tiempo enseñándole a un pequeño grupo de discípulos. Uno de ellos, Pedro, discipuló a su hijo espiritual Marcos (1 Pedro 5:13), quien escribió el evangelio de Marcos que se basa en el testimonio de Pedro.

El mensaje de Cristo se transmite mejor a través del proceso de mentoría. No obstante, este arte se ha perdido en la Iglesia de hoy en día, en parte se debe a la desintegración familiar y en parte a la obsesión cultural por las celebridades que valora la autosuficiencia y los resultados instantáneos. La mentoría es muy lenta para muchos de nosotros porque preferimos una sensación inmediata. El Reino de Dios se construye a través de un proceso tedioso para el cual no tenemos paciencia.

Sin embargo, pienso que podemos reclamar el discipulado bíblico. De hecho, estoy convencido que la Iglesia está regresando radicalmente al plan original de Dios a medida que se rechazamos los programas televangelísticos impersonales de un solo hombre. Dondequiera que voy me encuentro con personas hambrientas por tener relaciones auténticas que los ayuden a crecer y convertirse en mentores maduros.

He encontrado seis tipos de mentores que me han ayudado en mi crecimiento espiritual:



  1. Mentores distantes. El autor británico Charles Spurgeon falleció en el 1892, pero lo considero un mentor porque me leía sus libros a menudo. Lo mismo sucede con otros autores ya difuntos como Andrew Murray y A. W. Tozer. Usted no tiene que conocer a la persona para recibir instrucción de ella. Nunca llegué a conocer al autor Henry Blackaby, pero sus libros, especialmente Mi experiencia con Dios, han influenciado en mí profundamente. 
  2. Mentores ocasionales. El hermano Andrés, fundador de ministerio Open Doors, se convirtió en mi héroe después que leí su libro El contrabandista de Dios en los años setenta. Fíjese que en el 2004 tuve el privilegio de entrevistarlo en su casa en Holanda. Algunas de las cosas que me compartió ese día todavía resuenan en mis oídos. Quizás no lo vuelva a ver, pero dejó una influencia eterna en mi vida.
  3. Amigos que apoyan. Un mentor no tiene que ser 20 años mayor que usted. Tengo un grupo de pares que en ocasiones vienen de cuatro estados diferentes para simplemente reunirnos para orar unos por los otros. Nos llamamos la “banda de hermanos”. Estoy constantemente en el teléfono con algunos de ellos. Nos compartimos peticiones de oración y nos aconsejamos, y hasta nos confrontamos de ser necesario. Usted necesita ese tipo de amigos para sobrevivir los retos de la vida.
  4. Mentores negativos. No toda persona que usted conoce es un buen ejemplo. He conocido personas en puestos de liderazgo que tienen serios defectos. Algunos han sido orgullos, egoístas, o con pocas destrezas interpersonales. En vez de juzgarlos u ofenderme, opto por estudiar su comportamiento y comprometerme a no hacer lo mismo. Me digo: “Permite que esto sea una lección. Así no es como se dirige”.
  5. Mentores al reverso. Uno también puede aprender de los más jóvenes. Yo invierto en muchos “Timoteos” y a ellos les encanta pedirme consejos. No obstante, a veces soy yo el que les consulto. Por ejemplo, uno de los jóvenes que mentoreo es un experto en tecnología, sé que puedo consultarle cuando tengo preguntas sobre mi computadora, celular o la más reciente aplicación. También me gusta escuchar sus opiniones porque quiero saber si me estoy comunicando de una manera relevante que su generación entiende. ¡A veces la mejor manera de mentorear es haciendo preguntas! 
  6. Padres y madres espirituales. Dios ha usado diferentes mentores en mi vida, pero algunos han influenciado en mí personalmente por un largo periodo de tiempo. Uno de ellos es Barry St. Clair, este me invitó a un grupo de discipulado cuando yo solo tenía 15 años de edad. Me enseñó lo básico de la vida cristiana durante esos estudios bíblicos en su sótano y nos hemos mantenido en contacto por 40 años. Recientemente fuimos a una conferencia en Atlanta. Barry ha sido mi ejemplo a seguir, consejero y padre espiritual casi toda mi vida, y lo que ha depositado en mí se lo he pasado a decenas de otros.

Si no tiene mentores, le invito a que encuentre uno. Si ha afortunadamente ha sido mentoreado, haga lo mismo con otros; invierta en la vida de otra persona.

Fuente: Vida Cristiana
Autor: Lee Grady
 
Buenas Nuevas - Noticias Cristianas | Derechos Reservados © 2012-2016 | Creado por Buenas Nuevas Publicidad .