Erika Mishel// BUENAS NUEVAS
@ErikaMishel12
Aquellos que me conocen personalmente saben que siempre estoy resumiendo todo en teorías. Y no necesariamente teorías conocidas y ya comprobadas, sino meramente hipótesis que me surgen como una curiosidad sobre las razones o motivos por los cuales ocurre algún evento. Una de mis fabulosas teorías (fabulosas, jajaja) es que todos los seres humanos nos enamoramos de una idea, pero elegimos amar una verdad.
Es decir, todos en algún momento nos hemos enamorado. De hecho, es una de las experiencias más hermosas que existe. Sin embargo, en nuestro concepto "boricua", enamorarnos implica estar algo como enchulaos de alguien, es como cuando no dejas de pensar en esa persona, y te da cosquillitas en la barriga (no tengo teoría para eso), y no dejas de pensar en él o en ella. Ahora bien, cuando conocemos a alguien nuevo, una persona que nos llama la atención y que provoca que nuestras pulsaciones del corazón se aceleren al triple y nos volvamos tontos y nos tropecemos con todo (ja…sí), creamos automáticamente una ilusión con esta persona. Eso es lo que yo llamo: una idea. Es una idea porque, aunque lo que hayas visto en esta persona que te motiva a pensar y desear estar junto a ella, sea real, la verdad es que nosotros solemos llenar los espacios en blanco sólo con cosas positivas.
Cuando conocemos a alguien quedan muchos espacios en blanco; cosas que no sabemos, pero asumimos que deben ser de tal o cual manera. Nuestro instinto es llenar esos espacios en blanco con adjetivos positivos, cosas que anhelamos que esa persona tenga. Pues de esta forma podremos seguir interesados y continuar con la etapa de conocimiento.
Sin embargo, no necesariamente estos espacios en blanco son verdaderamente llenados con adjetivos positivos. De hecho, tampoco son necesariamente malos, simplemente son esas cositas que quizás no esperabas encontrar y que se hace difícil manejar.
Nos enamoramos de la idea de quién es esa persona que conocemos, de cómo pensamos que esa persona actuará en momentos determinados y de lo que podemos recibir por medio de ella.
Me gusta la palabra que usa el idioma inglés para referirse al enamoramiento. Esta es in love, que no significa otra cosa que en amor, estar en amor, dar amor, ser amor, aceptar amor. Es decir, que enamorarse no es sólo la emoción o ilusión, enamorarse es literalmente, amar.
Aquí continuamos con la segunda parte de mi teoría, la cual es que decidimos amar una verdad, o sea a quién es esa persona en verdad. Cuando nos damos cuenta que esos espacios en blanco que llenamos con maravillosos adjetivos no son tan reales, e incluso demasiado perfectos, es que descubrimos la realidad. Este proceso puede durar semanas, meses y hasta años. Por eso debemos estar muy pendientes y ser inteligentes e intencionales en nuestras relaciones.
Amar es un acto de voluntad, compromiso, entrega, sacrificio. En realidad, amar no tiene solamente que ver con sentimientos. El amor es el compromiso real, honesto y genuino de aceptar a una persona tal cual ella es. Eso es amar la verdad y no sólo enamorarse de la idea. La biblia muestra en 1 de Corintios 13 un amor puro. Lamentablemente, con los años muchas personas usaron este pasaje tan maravilloso para justificar abusos y malos tratos entre parejas. Por mi parte, no lo considero viable, el maltrato y la violencia no es permitida en ninguna relación. No obstante, el amor es sufrido. Otras versiones dicen que el amor nunca se da por vencido. Esto me hace más sentido. Es un amor sufrido no porque se presta a sufrir maltratos, es un amor sufrido porque es un amor que no se da por vencido. Es un amor que jamás pierde la fe, que siempre tiene esperanzas, y que se mantiene firme en toda circunstancia (Nueva Traducción Viviente).
¡Amo la Palabra de Dios! Algunos pensarán que es anticuada, pero a mí me fascina. También las obras de Shakespeare lo son e igual la gente las lee y las admira. Por cierto, también me gustan las obras de Shakespeare. Pero, la Palabra de Dios es Vida. Nos otorga vida una y otra vez en cada ocasión que la leemos.
Esta es justo la clase de amor con la que sueño vivir. Quizás te encuentres en la misma posición que yo. Vivimos en un mundo lleno de mentiras, de desorden, de falsedad. En ocasiones nos acostumbramos a “amar” de la manera que el mundo general ama. Pero, olvidamos que no podemos amar así, porque Dios nos ha llamado a ser un pueblo distinto, y debemos amar a la manera en que ama Él.
Hace poco escuché algo que vació mi cerebro por completo y lo volvió a llenar. Un amigo mío estaba predicando y dijo que si el amor fuera suficiente, Jesús no hubiera tenido que morir en la cruz, sólo con su amor nos hubiera salvado. Sin embargo, tuvo que hacer un sacrificio vivo por amor a nosotros. ¡Esa es la clase de amor que Dios quiere que vivamos! Es esa clase de amor que no solo siente, sino que se esfuerza al máximo, que se sacrifica, que lucha.
Ciertamente, no debemos esforzarnos demasiado por quienes no darían ni un mínimo grado de lucha por nosotros. Por eso debemos ser selectivos y astutos a la hora de enamorarnos. Que observemos bien a esa persona, que la conozcamos. Y no digamos Te Amo al sentirlo, sino que lo podamos decir cuando estemos seguros de que haremos todo lo posible para que ese amor se mantenga vivo.
Si tienes pareja, evalúa tu relación. Cuando perdemos la pasión por algo, es muy fácil criticar todo y pelear por todo. Cuando reavivamos esa pasión, y la pasión no sólo es sexual (sobre todo para aquellos jóvenes no casados), todo cobra mayor sentido. La pasión es esa entrega por tu propósito. Reaviva esa entrega. Acepta a tu pareja con sus debilidades y analiza las tuyas.
Si aún estás soltero, comienza a amar a esa persona desde ahora. Puedes honrar a tu pareja aún sin antes conocerle. No esperes a que llegue. Si ya llegó y estás observándola, mantente firme y ten en cuenta que enamorarse de una idea es temporero, ten presente que tendrás que amar aún a pesar de las diferencias.
Un amor sin regreso, un amor alegre, un amor que se ocupa, un amor que perdona. No te enamores de tu propia idea, conoce la verdad y ámala.
BUENAS NUEVAS es una publicación enfocada en presentar las buenas noticias en Puerto Rico, y el extranjero. Además de equipar al pueblo con su verdadera identidad eterna. Si desea compartirnos lo que harán en su comunidad o iglesia, tiene alguna petición etc. escríbanos a redaccion@buenasnuevaspr.com. Le invitamos a que nos comparta sus comentarios.
Aquellos que me conocen personalmente saben que siempre estoy resumiendo todo en teorías. Y no necesariamente teorías conocidas y ya comprobadas, sino meramente hipótesis que me surgen como una curiosidad sobre las razones o motivos por los cuales ocurre algún evento. Una de mis fabulosas teorías (fabulosas, jajaja) es que todos los seres humanos nos enamoramos de una idea, pero elegimos amar una verdad.
Es decir, todos en algún momento nos hemos enamorado. De hecho, es una de las experiencias más hermosas que existe. Sin embargo, en nuestro concepto "boricua", enamorarnos implica estar algo como enchulaos de alguien, es como cuando no dejas de pensar en esa persona, y te da cosquillitas en la barriga (no tengo teoría para eso), y no dejas de pensar en él o en ella. Ahora bien, cuando conocemos a alguien nuevo, una persona que nos llama la atención y que provoca que nuestras pulsaciones del corazón se aceleren al triple y nos volvamos tontos y nos tropecemos con todo (ja…sí), creamos automáticamente una ilusión con esta persona. Eso es lo que yo llamo: una idea. Es una idea porque, aunque lo que hayas visto en esta persona que te motiva a pensar y desear estar junto a ella, sea real, la verdad es que nosotros solemos llenar los espacios en blanco sólo con cosas positivas.
Cuando conocemos a alguien quedan muchos espacios en blanco; cosas que no sabemos, pero asumimos que deben ser de tal o cual manera. Nuestro instinto es llenar esos espacios en blanco con adjetivos positivos, cosas que anhelamos que esa persona tenga. Pues de esta forma podremos seguir interesados y continuar con la etapa de conocimiento.
Sin embargo, no necesariamente estos espacios en blanco son verdaderamente llenados con adjetivos positivos. De hecho, tampoco son necesariamente malos, simplemente son esas cositas que quizás no esperabas encontrar y que se hace difícil manejar.
Nos enamoramos de la idea de quién es esa persona que conocemos, de cómo pensamos que esa persona actuará en momentos determinados y de lo que podemos recibir por medio de ella.
Me gusta la palabra que usa el idioma inglés para referirse al enamoramiento. Esta es in love, que no significa otra cosa que en amor, estar en amor, dar amor, ser amor, aceptar amor. Es decir, que enamorarse no es sólo la emoción o ilusión, enamorarse es literalmente, amar.
Aquí continuamos con la segunda parte de mi teoría, la cual es que decidimos amar una verdad, o sea a quién es esa persona en verdad. Cuando nos damos cuenta que esos espacios en blanco que llenamos con maravillosos adjetivos no son tan reales, e incluso demasiado perfectos, es que descubrimos la realidad. Este proceso puede durar semanas, meses y hasta años. Por eso debemos estar muy pendientes y ser inteligentes e intencionales en nuestras relaciones.
Amar es un acto de voluntad, compromiso, entrega, sacrificio. En realidad, amar no tiene solamente que ver con sentimientos. El amor es el compromiso real, honesto y genuino de aceptar a una persona tal cual ella es. Eso es amar la verdad y no sólo enamorarse de la idea. La biblia muestra en 1 de Corintios 13 un amor puro. Lamentablemente, con los años muchas personas usaron este pasaje tan maravilloso para justificar abusos y malos tratos entre parejas. Por mi parte, no lo considero viable, el maltrato y la violencia no es permitida en ninguna relación. No obstante, el amor es sufrido. Otras versiones dicen que el amor nunca se da por vencido. Esto me hace más sentido. Es un amor sufrido no porque se presta a sufrir maltratos, es un amor sufrido porque es un amor que no se da por vencido. Es un amor que jamás pierde la fe, que siempre tiene esperanzas, y que se mantiene firme en toda circunstancia (Nueva Traducción Viviente).
¡Amo la Palabra de Dios! Algunos pensarán que es anticuada, pero a mí me fascina. También las obras de Shakespeare lo son e igual la gente las lee y las admira. Por cierto, también me gustan las obras de Shakespeare. Pero, la Palabra de Dios es Vida. Nos otorga vida una y otra vez en cada ocasión que la leemos.
Esta es justo la clase de amor con la que sueño vivir. Quizás te encuentres en la misma posición que yo. Vivimos en un mundo lleno de mentiras, de desorden, de falsedad. En ocasiones nos acostumbramos a “amar” de la manera que el mundo general ama. Pero, olvidamos que no podemos amar así, porque Dios nos ha llamado a ser un pueblo distinto, y debemos amar a la manera en que ama Él.
Hace poco escuché algo que vació mi cerebro por completo y lo volvió a llenar. Un amigo mío estaba predicando y dijo que si el amor fuera suficiente, Jesús no hubiera tenido que morir en la cruz, sólo con su amor nos hubiera salvado. Sin embargo, tuvo que hacer un sacrificio vivo por amor a nosotros. ¡Esa es la clase de amor que Dios quiere que vivamos! Es esa clase de amor que no solo siente, sino que se esfuerza al máximo, que se sacrifica, que lucha.
Ciertamente, no debemos esforzarnos demasiado por quienes no darían ni un mínimo grado de lucha por nosotros. Por eso debemos ser selectivos y astutos a la hora de enamorarnos. Que observemos bien a esa persona, que la conozcamos. Y no digamos Te Amo al sentirlo, sino que lo podamos decir cuando estemos seguros de que haremos todo lo posible para que ese amor se mantenga vivo.
Si tienes pareja, evalúa tu relación. Cuando perdemos la pasión por algo, es muy fácil criticar todo y pelear por todo. Cuando reavivamos esa pasión, y la pasión no sólo es sexual (sobre todo para aquellos jóvenes no casados), todo cobra mayor sentido. La pasión es esa entrega por tu propósito. Reaviva esa entrega. Acepta a tu pareja con sus debilidades y analiza las tuyas.
Si aún estás soltero, comienza a amar a esa persona desde ahora. Puedes honrar a tu pareja aún sin antes conocerle. No esperes a que llegue. Si ya llegó y estás observándola, mantente firme y ten en cuenta que enamorarse de una idea es temporero, ten presente que tendrás que amar aún a pesar de las diferencias.
Un amor sin regreso, un amor alegre, un amor que se ocupa, un amor que perdona. No te enamores de tu propia idea, conoce la verdad y ámala.
@ErikaMishel12
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© 2013, Joven Cada Día
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