+Buenas Nuevas
Hace algunos años llegó a Puerto Rico una joven con un gran sueño. No sabía cómo lo haría, pero había aprendido que los puertorriqueños tenemos mucho para dar a pesar de las limitaciones que podamos afrontar. En aquel entonces Dios le habló de iniciar un nuevo ministerio, una iniciativa de la cual no tenía un modelo a seguir. Sin embargo, había aprendido de jóvenes universitarios que le visitaron mientras servía en el Perú. Jóvenes de la Confra de donde ella había sido miembro, aunque nunca participó de alguno de sus viajes misioneros.
Realizar viajes misioneros de corto plazo, bien orientados. Viajes con propósito, a lugares donde otros no se animaban a ir. A comunidades en el interior del país, donde normalmente extranjeros no llegaban, pero obreros habían estado dispuestos a servir y traer luz a esos menos aventajados. Viajes, no de turismo, sino de servicio: enseñanza, evangelismo, acompañamiento misionero y mucho más. Esa fue la estrategia clave de este nuevo ministerio.
Avances tecnológicos
Los años han pasado desde aquellos primeros inicios en 1987. Vivimos en un mundo más moderno, con mayores oportunidades. Avances tecnológicos nos permiten impactar más a las comunidades y comunicarnos mejor con los obreros en el campo. La planificación puede ser más estratégica. Pero esos adelantos no sustituyen ni la pasión de aquellos que disponen su vida para ir, ni la unción del Espíritu Santo que hace que impactemos vidas, comunidades y ciudades enteras con una gracia y un favor que permanece en ellos, aun cuando el grupo ya se regresó. El fruto de esos viajes cortos, bien guiados y orientados; produjeron más obreros para el campo, más puertorriqueños para servir en las naciones. Una nueva generación de misioneros, mejor equipada, con estrategias de mayor alcance.
De esos misioneros que surgieron en los ’90 y las primeras década del 2000, muchos aún permanecen. Plantando iglesias en diversos países, desarrollando ministerio de comunicaciones, adiestrando obreros nativos y dejando la obra en manos nacionales, debidamente equipados; evitando el paternalismo y la dependencia que caracterizó las misiones de épocas anteriores. Tenemos puertorriqueños que se destacan en equipos multiculturales sirviendo con agencias internacionales, haciendo la diferencia con sus características propias como latinos.
El pasado 27 de agosto, en la Conferencia Anual de AMIES celebrada en la ICDC de Vega Alta, varios de esos misioneros estuvieron presentes. Obreros y obreras que han servido desde 23 años hasta 2 años entre los más nuevos. A estos se unieron un grupo de jóvenes que ya se están preparando para salir al campo a enfrentar los nuevos desafíos. Puertorriqueños con experiencia están adiestrando a la nueva cosecha de obreros que se levanta. Y ya estamos viendo nuevos retoños para el campo.
Aquella joven misionera escuchó la voz de Dios: “tú sola puedes hacer mucho, pero con 10 puedes hacer más; enséñale a otros de lo que has aprendido”. Obedeció a pesar de no entenderlo con claridad y el fruto ha sido mucho de más de 10. Hoy ve la hermosa cosecha de obreros que Dios ha usado y sigue usando, mientras estos a su vez ayudan a la nueva generación. Gloria a Dios por esta gran cosecha del fruto que se sembró con fe y esfuerzo. Pero no vivimos del pasado. Enfocamos en que hoy también hay jóvenes dispuestos a obedecer; a creerle a Dios y aprender cómo hacer misiones con excelencia. Del pasado aprendemos y crecemos mientras nos comprometemos a seguir con la nueva generación de misioneros que se levanta. Puerto Rico es una fuerza misionera y unimos nuestros recursos en esta Década de Cosecha Misionera (2015-2025), enfocados en completar la Gran Comisión en esta generación.
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Hace algunos años llegó a Puerto Rico una joven con un gran sueño. No sabía cómo lo haría, pero había aprendido que los puertorriqueños tenemos mucho para dar a pesar de las limitaciones que podamos afrontar. En aquel entonces Dios le habló de iniciar un nuevo ministerio, una iniciativa de la cual no tenía un modelo a seguir. Sin embargo, había aprendido de jóvenes universitarios que le visitaron mientras servía en el Perú. Jóvenes de la Confra de donde ella había sido miembro, aunque nunca participó de alguno de sus viajes misioneros.
Realizar viajes misioneros de corto plazo, bien orientados. Viajes con propósito, a lugares donde otros no se animaban a ir. A comunidades en el interior del país, donde normalmente extranjeros no llegaban, pero obreros habían estado dispuestos a servir y traer luz a esos menos aventajados. Viajes, no de turismo, sino de servicio: enseñanza, evangelismo, acompañamiento misionero y mucho más. Esa fue la estrategia clave de este nuevo ministerio.
Avances tecnológicos
Los años han pasado desde aquellos primeros inicios en 1987. Vivimos en un mundo más moderno, con mayores oportunidades. Avances tecnológicos nos permiten impactar más a las comunidades y comunicarnos mejor con los obreros en el campo. La planificación puede ser más estratégica. Pero esos adelantos no sustituyen ni la pasión de aquellos que disponen su vida para ir, ni la unción del Espíritu Santo que hace que impactemos vidas, comunidades y ciudades enteras con una gracia y un favor que permanece en ellos, aun cuando el grupo ya se regresó. El fruto de esos viajes cortos, bien guiados y orientados; produjeron más obreros para el campo, más puertorriqueños para servir en las naciones. Una nueva generación de misioneros, mejor equipada, con estrategias de mayor alcance.
De esos misioneros que surgieron en los ’90 y las primeras década del 2000, muchos aún permanecen. Plantando iglesias en diversos países, desarrollando ministerio de comunicaciones, adiestrando obreros nativos y dejando la obra en manos nacionales, debidamente equipados; evitando el paternalismo y la dependencia que caracterizó las misiones de épocas anteriores. Tenemos puertorriqueños que se destacan en equipos multiculturales sirviendo con agencias internacionales, haciendo la diferencia con sus características propias como latinos.
El pasado 27 de agosto, en la Conferencia Anual de AMIES celebrada en la ICDC de Vega Alta, varios de esos misioneros estuvieron presentes. Obreros y obreras que han servido desde 23 años hasta 2 años entre los más nuevos. A estos se unieron un grupo de jóvenes que ya se están preparando para salir al campo a enfrentar los nuevos desafíos. Puertorriqueños con experiencia están adiestrando a la nueva cosecha de obreros que se levanta. Y ya estamos viendo nuevos retoños para el campo.
Aquella joven misionera escuchó la voz de Dios: “tú sola puedes hacer mucho, pero con 10 puedes hacer más; enséñale a otros de lo que has aprendido”. Obedeció a pesar de no entenderlo con claridad y el fruto ha sido mucho de más de 10. Hoy ve la hermosa cosecha de obreros que Dios ha usado y sigue usando, mientras estos a su vez ayudan a la nueva generación. Gloria a Dios por esta gran cosecha del fruto que se sembró con fe y esfuerzo. Pero no vivimos del pasado. Enfocamos en que hoy también hay jóvenes dispuestos a obedecer; a creerle a Dios y aprender cómo hacer misiones con excelencia. Del pasado aprendemos y crecemos mientras nos comprometemos a seguir con la nueva generación de misioneros que se levanta. Puerto Rico es una fuerza misionera y unimos nuestros recursos en esta Década de Cosecha Misionera (2015-2025), enfocados en completar la Gran Comisión en esta generación.
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