2 de febrero de 2016

Crónicas de una madre boricua

gaby alicea

Gaby Alicea // Buenas Nuevas
@GabyAliceaMusic

Podría decir que haber vivido 20 años junto a mi madre me hizo un experto en las conductas de una madre boricua, pero no, no fue suficiente tiempo para llegar a entenderlas. Diría que toda una vida no basta, es como si Dios te enviara una prueba permanente desde el principio hasta el fin. Quise entender a mi madre cuando decía: “Gabriel, sube pa’arriba..!" o “Acaba y metete pa’dentro..!” pero no fue así. Eso ha afectado mi manera de expresarme hoy día, y a veces me encuentro diciendo: “Reviré pa’ atrás” o cosas así. Una madre boricua es aquella que llega a la cajera en el supermercado y siempre se le olvida algo y el resto de la fila tiene que esperar a que ella busque el producto. Eso me abochornaba mucho. Una madre boricua es aquella que con tan solo una mirada te dice: “Bájate de ahí, te cojo en casa, no vuelves, vas a cobrar, gózate el ratito que te queda, no me hagas bajarte con un bofetón, etc…” Una madre boricua no te lo dice una vez, te lo dice 20,000 veces.


Algo que nunca olvidaré de mi madre es cuando me daba la comida. Yo decía con la boca llena: “No quiero más” y rápidamente ella decía: “Ya estás terminando, mira si te quedan dos cucharitas” y yo confiando volvía a abrir la boca y ella, como si no supiera de matemáticas, volvía a decirme: “Mira si ya estás terminando, te quedan dos cucharitas”. Nunca supe por qué esas dos cucharitas nunca se acababan, cuál era el truco de mi madre, era como si el plato pariera el arroz. Y por si fuera poco, esa cucharita venía con la capacidad de un cucharón. No sé cómo lo hacía, pero metía 2lb de arroz en una cucharita de 1oz.

Ser hijo de una madre boricua puede ser abrumador, pero de algo estoy seguro, si tuviera la oportunidad de escoger el vientre del cual nacer, sin lugar a dudas escogería el vientre de mi madre boricua. Esa que nunca me abandona, la que en tiempos de escases me da cobertura, la que cuando sufro llora a mi lado, la que deja de comer para alimentarme, la que me disciplina porque me ama, la que deja de ser, para ser mía. No imagino mi vida sin ella. Yo soy boricua por ella. 

¡Qué vivan las madres boricuas!


De esto y otras cosas más voy a estar hablando el 19 de Marzo a las 8pm en el Centro de Bellas Artes de Guaynabo con mi personaje Don Seferino en el show de comedia El Boricua es otra cosa. Si eres boricua tienes que estar allí.


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