UN MOMENTO PERFECTO
Julio Román// BUENAS NUEVAS
@julitoroman
Son las 4:45am. Mi alarma suena una y otra vez, mientras me pregunto por qué se me ocurrió hacer un “call” (Llamado para estar en la localidad de filmación) tan temprano, a las 5:45am. Con solo cuatro horas de descanso, decido ponerme en pie.
Llego a la localidad a las 5:45am y encuentro que varios miembros del crew ya están en el lugar. Algunos desde antes de las 5:30am. Para cuando dan las 6:00am nos reunimos para orar. En ese momento me doy cuenta que junto a mí hay sobre 40 personas listas para un día de filmación, y al instante, el agradecimiento estalla en mi interior.
LO QUE COMENZÓ EN UN AVIÓN
Cinco meses atrás, mientras viajaba para Búfalo, leí la Escritura donde se nos indica que “despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante.” Luego de leerla comencé a escribir una historia corta para ilustrar esa Escritura. Dos días después tenía el guión del cortometraje “Al Otro Lado del Tiempo.”
En ese momento se me ocurrió usar ese proyecto como preludio a la filmación de nuestro próximo largometraje. Luego de discutirlo con varias personas, el propósito del proyecto se estableció. Primero, llevar un mensaje bíblico de superación a las personas. Segundo, utilizar el proyecto como un ejercicio de práctica y entrenamiento para nuestro equipo. Tercero, utilizarlo para elevar el estándar de calidad técnica al próximo nivel que queremos estar, y cuarto, experimentar con las posibilidades de filmación de una película.
LA BOLA DE NIEVE
Se suponía que era un proyecto sencillo, que realizaría con un par de amigos. Sin embargo, al igual que como una bola de nieve puede convertirse en avalancha. Poco a poco se siguieron añadiendo personas y el nivel de trabajo comenzó a crecer. ¿Por qué? Porque cuando te rodeas de personas apasionadas, la pasión sigue creciendo y creciendo hasta que la avalancha de pasión te cubre por completo.
Luego de dos meses de trabajo, y varias semanas intensas, a mí lado se encontraba ese precioso grupo de voluntarios. En total, serían más de 50 personas las que estarían con nosotros entre los dos días de filmación del corto. Entre ellos, estaban el equipo que regularmente trabajamos juntos, también personas que nunca habían trabajado en una película, profesionales con años de experiencia en la industria, estudiantes, más de cinco ministerios dedicados al cine y las artes, amigos, primos, hermanos y hasta algunas personas que nunca antes había visto y tuve el honor de conocer esa mañana.
LA PERFECCIÓN
No solo sentí agradecimiento hacia Dios, pero también hacia cada uno de ellos. Entonces, lo recordé; el propósito que es aún mayor de los que yo había determinado. El propósito es que el cielo se manifieste en la tierra. No es una película, sea de 90 mins. o 15 mins. Eso NO es lo más importante.
Lo más importante es nuestra relación con Dios y nuestros hermanos. Es vivir un momento perfecto: el momento en que estamos haciendo con todo nuestro corazón lo que Dios nos llamó a hacer en ese momento en particular, fluyendo en amor para con Dios y con nuestros hermanos. Eso es perfección. Eso sobrepasa la excelencia.
¿Por qué? Porque muchas veces, mientras perseguimos la excelencia en una disciplina en particular herimos a algunas personas debido a que quizás no tienen el nivel de talento o conocimiento que estamos exigiendo “para el Señor”, o porque usamos a la gente para cumplir nuestros propios planes, en lugar de los de Dios. Eso amados hermanos, es lo opuesto al amor. Quizás el producto sea excelente, pero no perfección. Luego de Dios, lo más importante son las personas. Siempre las personas. Son tan importantes que Cristo murió por ellas.
Esa filmación, para mí fue un momento de perfección. No porque todos pensamos igual y no existen diferencias, sino porque en medio de nuestra diversidad reinó el amor. Se trabajó duro. Pero se trabajó con amor y gozo. Aprendimos, experimentamos, disfrutamos y nos valorizamos. Pero sobre todo, estábamos claro en que lo que estábamos haciendo, era para el Señor. Y allí cada una de las personas, puso su corazón y valiosa contribución. Así se debe hacer una película. Así se debe hacer todo.
Este proyecto me enseñó que somos muchos los que queremos dar lo mejor para el Señor y estamos dispuestos a disfrutar del precio. Pero también me enseñó que, al buscar ese momento perfecto, la excelencia es un resultado natural. A todos los que han estado con nosotros en este proyecto y los que están a punto de unirse, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS. Personas como ustedes son las que cambian el mundo.
Hasta la próxima semana,
///Julito
Julio Román es un escritor, director y productor enfocado en realizar proyectos que llevan un mensaje de amor y esperanza a la sociedad. Por medio de su empresa Prophesy Films, Julio persigue su sueño de causar una transformación social, utilizando la Palabra de Dios a través de los medios de comunicación. Si desea conocer más acerca de sus proyectos, puede acceder a www.julioroman.com
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