30 de mayo de 2012

Joyce Meyer y su testimonio: De obscuridad a vida

"Yo estaba siendo abusada sexual, mental, emocional y verbalmente por mi padre"


Testimonio de Joyce Meyer

Redacción // Buenas Nuevas

@BuenasNuevasPR
Yo estaba siendo abusada sexual, mental, emocional y verbalmente por mi padre tan lejos como puedo recordar, hasta que me fui de casa a la edad de dieciocho años. Él hizo muchas cosas terribles...algunas de las cuales son muy desagradables para mí hablar en público. Pero quiero compartir mi testimonio, porque muchas personas se han visto afectadas por una situación similar, y tienen que darse cuenta de que hay alguien que ha pasado por sus luchas, para que puedan tener esperanza.

Antes que nada, quiero que sepas y entiendas que cualquiera que haya sido víctima de abuso puede recuperarse completamente si da su vida por completo a Jesús.

¿Qué significa "abuso"?

El abuso se define como "ser mal usada, mal utilizada de tal manera que causa daño o perjuicio, un trato cruel." Cada vez que se utiliza o se utilizan a alguien para una finalidad distinta de lo que Dios quiere, es perjudicial. Me doy cuenta de que mucha gente puede relacionarse con esto. Para algunos de ustedes que leen este artículo, sólo estoy contando su historia. ¿Sabes lo que es vivir con un secreto terrible, vergonzoso que te come vivo?

Mi padre era una persona mala, controladora y manipuladora la mayor parte de su vida. Él era impredecible e inestable. Como resultado, la atmósfera de nuestra casa era cargada de miedo porque nunca se sabía si lo que se hacía le enojaría o no.

Siempre hizo lo que quería, cuando él quería. Veíamos lo que quería ver en la televisión, iba a la cama cuando él decía, nos levantábamos cuando él decía, y comíamos los alimentos que él quería a comer...todo en nuestra casa fue determinado por sus estados de ánimo y lo que él quería.

El abuso sexual comenzó cuando yo era muy joven, y cuando él decidió que yo era lo suficientemente madura, tomaba las cosas aún más fuerte. Desde este punto hasta los dieciocho años, me violó al menos una vez a la semana. Mi padre, a quien se suponía que debía ser capaz de confiar y que se suponía que debía mantenerme a salvo, era la persona a la que llegué a temer más.

Los sentimientos de vergüenza y la soledad

Yo estaba profundamente avergonzada por ello. Me avergoncé de mí, y me avergonzaba de mi padre y lo que hizo. También estuve en constante miedo. No había ningún lugar que me hiciera sentir segura mientras crecía. No creo, y creo que no podemos imaginar, el tipo de daño que esto le hace a un niño.

En la escuela me hacia la que tenía una vida normal, pero me sentía sola todo el tiempo y diferente de los demás. Nunca me sentía adaptada o apropiada porque no se me permitía participar en las actividades de después de la escuela, ir a eventos deportivos o fiestas o niños de la fecha. Muchas veces tenía que inventar historias acerca de por qué yo no podía hacer nada con mis compañeros de clase. Durante mucho tiempo viví con la apariencia y la mentira.

Lo que aprendí sobre el amor en realidad era la perversión. Mi padre me dijo que lo que él hacía por mí era especial, y porque me amaba. Dijo que todo lo que hacía era bueno, pero tenía que ser nuestro secreto porque nadie lo entendería y podría causar problemas en la familia. Se convirtió en mi carga de no dejar que mis problemas le causaran dolor a nuestra familia. Todo el tiempo que mantuve este secreto, no podía librarme del dolor.

Usted se estará preguntando, Joyce, ¿dónde estaba Dios en todo esto? Él estaba allí. Él no me sacaba de la situación cuando yo era un niña, pero él me dio la fuerza para salir adelante. Es cierto que mi padre abusó de mí, y en ocasiones parecía que nadie me ayudaría y que nunca iba a terminar.

Pero Dios tenía un plan para mi vida, y Él me ha redimido. Él ha tomado lo que Satanás quería argumentar por los daños y lo convirtió en algo bueno (ver Romanos 8:28). Él me ha quitado la vergüenza y me ha dado una doble recompensa(ver Isaías 61:7).

Dios puede sanar y restaurar

Puede parecer imposible, pero la verdad de Dios me ha liberado de una vida de la apariencia y la mentira, y ha restaurado mi alma. Soy una prueba viviente de que nada es demasiado difícil para Dios. No importa lo que has pasado o de lo mucho que te duele, hay esperanza!

Es por eso que estoy contando mi historia. Usted necesita saber lo bueno que es Dios y que su lucha vale la pena. Si usted le da su vida a Cristo y realmente confía en Dios, puede ser curado(a) por completo y restaurado(a) para que pueda vivir la vida que Jesús prometió al morir por usted. No te rindas!

Este artículo se basa en el testimonio de Joyce en DVD, una vida, y fue publicado originalmente en la edición mayo 2012 de Disfrutar de la Vida Diaria ® revista.

Únete a nuestro canal de You Tube:

 
Buenas Nuevas - Noticias Cristianas | Derechos Reservados © 2012-2016 | Creado por Buenas Nuevas Publicidad .