Geisha De Jesús-Reyes// Redacción BUENAS
NUEVAS
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Qué
bueno que tengo una semana más para poder dirigirme a los lectores de BUENAS
NUEVAS. Venimos de una semana denominada
la “semana mayor”, por conmemorarse la ofrenda de amor que hiciera Jesús,
para redención de la humanidad. Sé que
este fue un tiempo de mucha reflexión, donde espiritualmente se levanta un
ejército de escogidos a tomar lo que les pertenece. Un ejército que muestra la dependencia hacia
Su Creador, y nos alineamos para poder entender en nuestra mente finita el plan
perfecto de Dios.
Curiosamente,
el viernes santo me encontraba viendo los medios
sociales y muchos comentaron lo bella que estaba la Luna. Inmediatamente tuve curiosidad por
verla. Cuando la logro divisar la Luna
estaba en su fase llena. De inmediato,
comencé a buscar el porqué de las fases de la Luna. Era algo que en algún momento había
estudiado, pero no recordaba. Pude recordar que la Luna orbita alrededor de la Tierra. Cuando ella está en su fase llena es cuando
tanto la Luna, la Tierra y el Sol se encuentran alineados. Me maraville al darme cuenta una vez más, de
la hermosa y perfecta creación del Padre.
Imagine
por un momento que Dios es el Sol, que Jesús es la Tierra, y que usted y yo
somos la Luna. La Luna se convierte en
llena, cuando su posición con respeto al Sol es alineada con la Tierra, y se
presenta su cara iluminada. Cuando
permitimos que el sacrificio de Jesús se haga real en nosotros, y lo aceptamos
inmediatamente nuestra verdadera naturaleza espiritual se manifiesta en
nosotros. Esto permite que brillemos con
la Gloria de Dios, a través del sacrificio de Jesús.
No
somos un ente independiente, ni un alma libre sin dirección.
15Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en
temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos:!!Abba,
Padre!16 El Espíritu mismo da testimonio a
nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.17 Y si hijos,
también herederos; herederos de
Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que
juntamente con él seamos glorificados. Romanos 8:15-17
Somos Su creación, Su
propiedad y cuando entendemos esto y lo internalizamos brillaremos, no por
nuestros meritos si no por los meritos del gran Sol, el Padre Celestial, por
medio de Jesús. Posiblemente, en este
momento no esté tan cerca de Dios o no se sienta tan cerca de Él. Pero su verdadera naturaleza clama por su
Padre. Le animo a que se alinee con
Jesús, en Dios, reciba Su presencia, Su ofrenda de amor, Su herencia. ¡Atrévase a brillar con Su gloria!