Julio Román // Buenas Nuevas
@julitoroman
Vivimos en un mundo tan acelerado que casi no tomamos tiempo para reflexionar. Sin embargo, la reflexión es lo que nos ayuda a ser mejores personas cada día. El escenario ideal es tomar unos minutos, al final de cada día, para reflexionar. Luego, al siguiente día, aplicar lo que hemos aprendido durante nuestro período de reflexión.
@julitoroman
Vivimos en un mundo tan acelerado que casi no tomamos tiempo para reflexionar. Sin embargo, la reflexión es lo que nos ayuda a ser mejores personas cada día. El escenario ideal es tomar unos minutos, al final de cada día, para reflexionar. Luego, al siguiente día, aplicar lo que hemos aprendido durante nuestro período de reflexión.
En esta ocasión quiero compartirte 7 preguntas que puedes utilizar al final de cada día en tu período de reflexión. Son 7 preguntas que pueden cambiar tu vida.
¿Qué hice bien?
La mejor manera de comenzar tu reflexión es con una pregunta positiva. Pregúntate qué hiciste bien durante este día. ¿Qué funcionó? ¿Ayudaste a alguien? ¿Lograste uno de tus objetivos? ¿Aprovechaste el tiempo?
¿Qué pude haber hecho mejor?
¿Cometiste algún error? ¿Has actuado negativamente hacia alguien? Si la respuesta es afirmativa, no justifiques el hecho. Simplemente acepta que hiciste una acción negativa. Comenzar a aceptar aquellas cosas que hicimos mal es el primer paso hacia el mejoramiento. En esta pregunta es necesario que seamos dolorosamente honestos con nosotros mismos.
¿Por qué actué de esa manera?
Entender el porqué actuamos negativamente o cometimos ese error nos va a ayudar a llegar a la raíz del problema. Recuerda, enfócate en ti, no en la otra persona.
Por ejemplo, no pienses: “Le falté el respeto a aquella persona porque me levantó la voz”. Eso es enfocarnos en la otra persona, adjudicarle la responsabilidad de nuestras acciones a la otra persona. En lugar de eso piensa, “Le falté el respeto porque aun no he aprendido a manejar con el hecho de que alguien me levante la voz”.
¿Ves la diferencia? En esta segunda ocasión NO señalamos al otro, sino que nos señalamos a nosotros mismos, señalamos nuestra inefectividad al manejar ciertas situaciones. La responsabilidad de nuestras acciones es nuestra. Ciertamente, no podemos controlar las acciones negativas en nuestra contra, pero sí podemos controlar nuestra reacción a ellas.
¿Me he movido más cerca hacia mis metas?
Esta pregunta es para recordarnos que no importa cuan sencilla sea una acción, si nos movió más cerca hacia nuestra meta es una acción valiosa. Generalmente, no tenemos que hacer grandes acciones para alcanzar nuestras metas, sino acciones pequeñas, todos los días, que nos van acercando paso a paso a esas metas.
¿Cuál fue mi mayor pérdida de tiempo?
¿Qué hiciste que no tuvo ningún tipo de efecto positivo en tu vida o en la de otros? ¿Qué hiciste que produjo absolutamente nada? Esta pregunta nos ayuda a determinar aquellas cosas que tenemos que dejar de hacer.
¿Qué me hizo sentir realizado?
Al hacerte esta pregunta, piensa a largo plazo, no en satisfacciones momentáneas. ¿Qué hiciste que te hizo sentir que estás cumpliendo con el propósito de Dios en tu vida? Ese es el tipo de acciones que debes tomar más a menudo.
¿Cómo puedo hacerlo mejor mañana?
A la luz de lo que has aprendido a través de estas respuestas, pregúntate ¿qué puedo hacer mañana para mejorar como persona? ¿Qué acciones debo tomar que me darán mejores resultados? ¿Cómo puedo aplicar lo que he aprendido en este tiempo de reflexión?
Responder estas preguntas de manera honesta nos ayudará a ser cada día mejores seres humanos y alcanzar nuestras metas. Así que, invirtamos tiempo en reflexionar. Ciertamente, ese tiempo puede cambiar nuestra vida.
¿Qué hice bien?
La mejor manera de comenzar tu reflexión es con una pregunta positiva. Pregúntate qué hiciste bien durante este día. ¿Qué funcionó? ¿Ayudaste a alguien? ¿Lograste uno de tus objetivos? ¿Aprovechaste el tiempo?
¿Qué pude haber hecho mejor?
¿Cometiste algún error? ¿Has actuado negativamente hacia alguien? Si la respuesta es afirmativa, no justifiques el hecho. Simplemente acepta que hiciste una acción negativa. Comenzar a aceptar aquellas cosas que hicimos mal es el primer paso hacia el mejoramiento. En esta pregunta es necesario que seamos dolorosamente honestos con nosotros mismos.
¿Por qué actué de esa manera?
Entender el porqué actuamos negativamente o cometimos ese error nos va a ayudar a llegar a la raíz del problema. Recuerda, enfócate en ti, no en la otra persona.
Por ejemplo, no pienses: “Le falté el respeto a aquella persona porque me levantó la voz”. Eso es enfocarnos en la otra persona, adjudicarle la responsabilidad de nuestras acciones a la otra persona. En lugar de eso piensa, “Le falté el respeto porque aun no he aprendido a manejar con el hecho de que alguien me levante la voz”.
¿Ves la diferencia? En esta segunda ocasión NO señalamos al otro, sino que nos señalamos a nosotros mismos, señalamos nuestra inefectividad al manejar ciertas situaciones. La responsabilidad de nuestras acciones es nuestra. Ciertamente, no podemos controlar las acciones negativas en nuestra contra, pero sí podemos controlar nuestra reacción a ellas.
¿Me he movido más cerca hacia mis metas?
Esta pregunta es para recordarnos que no importa cuan sencilla sea una acción, si nos movió más cerca hacia nuestra meta es una acción valiosa. Generalmente, no tenemos que hacer grandes acciones para alcanzar nuestras metas, sino acciones pequeñas, todos los días, que nos van acercando paso a paso a esas metas.
¿Cuál fue mi mayor pérdida de tiempo?
¿Qué hiciste que no tuvo ningún tipo de efecto positivo en tu vida o en la de otros? ¿Qué hiciste que produjo absolutamente nada? Esta pregunta nos ayuda a determinar aquellas cosas que tenemos que dejar de hacer.
¿Qué me hizo sentir realizado?
Al hacerte esta pregunta, piensa a largo plazo, no en satisfacciones momentáneas. ¿Qué hiciste que te hizo sentir que estás cumpliendo con el propósito de Dios en tu vida? Ese es el tipo de acciones que debes tomar más a menudo.
¿Cómo puedo hacerlo mejor mañana?
A la luz de lo que has aprendido a través de estas respuestas, pregúntate ¿qué puedo hacer mañana para mejorar como persona? ¿Qué acciones debo tomar que me darán mejores resultados? ¿Cómo puedo aplicar lo que he aprendido en este tiempo de reflexión?
Responder estas preguntas de manera honesta nos ayudará a ser cada día mejores seres humanos y alcanzar nuestras metas. Así que, invirtamos tiempo en reflexionar. Ciertamente, ese tiempo puede cambiar nuestra vida.
Nos vemos la próxima semana,
///Julito
Únete a nuestro canal de You Tube: