25 de enero de 2016

No te rindas, permite que otros te puedan amar

No te permitas ser una estadística más, no te retires, no te rindas. Cultiva el sentimiento de valoración por tu existencia y permite que otros también te puedan amar.

no te rindas

Psicólogo José González // Buenas Nuevas
+Buenas Nuevas
El término “vida” encuentra su origen etimológico en el latín. Concretamente procede del vocablo “vita”, que a su vez emana del término griego “bios”. Todos ellos significan precisamente vida.


Existen varias perspectivas y definiciones para este concepto. Puede significar tanto el espacio de tiempo que transcurre desde el momento de la concepción, algún momento de la gestación, o del nacimiento hasta la muerte. También la existencia y la capacidad de los seres vivos para desarrollarse, reproducirse y mantenerse en un ambiente; la duración de los objetos; y también el modo o el conjunto de actividades o de acciones, de medios y de los procesos de interrelaciones para vivir. Para tener vida, un ser vivo necesita crecer, metabolizar, moverse, y responder a los estímulos externos.

Dentro de los escenarios emocionales y espirituales, se hace referencia a la vida como la esencia, la existencia la razón o el motor que mueve a un individuo. El pasar del tiempo ha traído consigo no solo aspectos que resultan estresantes para el ser humano sino complejos en cuanto a la búsqueda de alternativas o resolución de los mismos. Estos aspectos o elementos estresantes vienen a ser llamados experiencias de vida. No solo son experiencias de vida, sino parte de la vida misma. Esto ha trastocado la forma en que los individuos ven la vida hoy. Muchos cuestionan la razón de existir, lo complejo de las circunstancias o por qué las cosas no son más simples. Ciertamente, pudiéramos pensar que aunque nos hayan enseñado el concepto de vivir y hacerlo a plenitud, esa perspectiva se ve altamente influenciada por cómo enfrentamos, como ejecutamos y el resultado que se obtiene.

La palabra amor también encuentra su origen en el latín “amor-oris” y hace referencia a aspectos de vínculo, correspondencia, afinidad. Resulta interesante unir los dos conceptos y tendríamos algo como “afinidad o correspondencia con tu existencia”. Espectacular, ¿no crees? Cuando hablamos de amar la vida, implica la convicción que podemos tener de que hay una razón de existencia y en medio de esa existencia las experiencias de cambio, desarrollo, crecimiento y transformación necesarios para poder alcanzar nuevos escalafones. Es importante hacer un paréntesis aquí. Debemos darnos cuenta del dinamismo de la vida. Las definiciones o ejemplos no contemplan inercia. Por lo tanto cada uno de los procesos mencionados debe llevarnos hacia nuevos escenarios, experiencias diferentes de mayor profundidad y complejidad. Todo esto a partir del aprendizaje que se obtiene en la correspondencia con la vida y el valor de ello.

Resulta difícil pensar que diversas situaciones lleven al ser humano a cuestionar la razón de su existencia. Más que todo lo que en realidad debe resultar un cuestionamiento es si estamos cumpliendo con lo que nos fue asignado. Desde nuestra concepción y nacimiento tenemos roles, responsabilidades, razón para existir. Nacemos para ser hijos, hermanos, primos, nietos, tener algún vínculo consanguíneo, entrar a la fuerza laboral para ser trabajadores, educarnos si es que queremos hacerlo, y ciudadanos dentro del contexto de comunidad. Como vemos el ser humano no carece de razones, motivos o propósitos para su existencia. Uno de los relatos más impresionantes se encuentra en Génesis 1 cuando se hace referencia al aliento de vida. Resulta un paralelismo significativo pensar en que, ese hálito es un indicador de vida y la respiración sinónimo de oportunidad.

A pesar de que las situaciones pueden ser complejas, piensa en que todo problema tiene una solución. Parte de llamarse problema es porque contempla avenidas de alternativas y posibles resoluciones. Si en lugar de mirar o cuestionar “por qué no puede ser diferente” pudieras tomar un segundo para evaluar las alternativas que tienes al alcance y reconocer que cada día en que abres tus ojos e identificas ese aliento de vida podrás acceder a la oportunidad de estrechar el vínculo con tu vida, amar tu vida, desarrollar la afinidad con tu existencia y sentir que alcanzas lo que una vez pensaste inalcanzable. No te permitas ser una estadística más, no te retires, no te rindas. Cultiva el sentimiento de valoración por tu existencia y permite que otros también te puedan amar. 


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