@drsamuelpagan
Las estrechas calles de Jerusalén están llenas de vitalidad e historia; y los lugares sagrados, como sus sinagogas, mezquitas e iglesias, evocan un aluvión de recuerdos significativos y memorias gratas… Y esa ciudad puede verse con claridad desde el Monte de los Olivos. ¡Es como divisar el Castillo del Morro desde la Plaza del Quinto Centenario! ¡La vista es espectacular!
La referencia a los olivos en el nombre del Monte, se debe a que en la antigüedad el lugar estaba lleno de esos árboles, cuyos frutos han contribuido positivamente, hasta el día de hoy, a la economía de la región, además de simbolizar fortaleza, dignidad, seguridad, prosperidad, esperanza, salud, bienestar...
Al pie del Monte se encuentra el Jardín o Huerto de Getsemaní. El nombre alude a las prensas de olivas que se utilizaban para sacar y procesar el aceite. Y en ese lugar se ubica una de las narraciones más importantes e intensas de la Biblia: De acuerdo con los evangelios, Jesús llegó a ese huerto con sus discípulos, en medio de un ambiente de tensión, para dedicar algún tiempo a la oración y la reflexión personal. En el Getsemaní se concentraron todas las fuerzas físicas, emocionales y espirituales de Jesús.
Desde el Getsemaní se divisan algunos lugares significativos de la ciudad. Se pueden ver la explanada del Templo y el Muro Occidental (símbolos eternos de la presencia divina para la comunidad judía), la Cúpula de la Roca (tercer lugar sagrado para el Islam), y la Iglesia del Santo Sepulcro (signo de esperanza y vida para la cristiandad).
El extraordinario espectáculo visual pone en evidencia la importancia del lugar, y también de la fe: ¡Se encuentran cara a cara las tres religiones monoteístas del mundo! ¡Se divisan sin dificultad los representantes de las tradiciones de Moisés, Jesús y Mahoma!
Jesús entendió la importancia del Huerto al separar tiempo de calidad para meditar en el Getsemaní. Y aunque triste, luego de orar, retomó sus fuerzas para enfrentar la vida, con sus sinsabores y traiciones, con valor, dignidad y esperanza.
En ese jardín extraordinario, que puede compararse con la belleza que disfrutamos en la estación experimental de la Universidad de Puerto Rico, se revela la importancia del diálogo franco, respetuoso y sincero entre las religiones y sus fieles, para la implantación de la paz verdadera, que se fundamente en la justicia.
Dr. Samuel Pagán
Profesor de Biblia / Tierra Santa
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