@ErikaMichael12
En cuanto entregué mi primer libro a la editora, me tomé unas pequeñas vacaciones de escritura. No porque no ame el arte de escribir (cosas hermosas jaja), sino porque escribir un libro NO es fácil (ya verán…) y estar horas frente a una computadora puede causar ceguera y mucho dolor de espalda, que a mis 27 años ya es más agudo. En fin, ya los extrañaba…mucho :D
Estas semanas las he dedicado a pensar…mucho. He observado a la gente, he conversado con muchas personas, he conocido gente nueva con nuevas ideas y culturas. Busqué y busqué un tema nuevo para escribir, pero solo uno me ha dejado varias noches sin dormir. Este es: el matrimonio.
Soy felizmente soltera, o como me gusta decir: solteramente feliz (aunque hay días…y hay días). Por esto, no me siento altamente preparada para hablar de matrimonio porque nunca he estado en uno. Sin embargo, sé que tengo mucho que aportar desde afuera. Mis padres se divorciaron cuando yo tenía 8 años. Mis mejores amigas, primas y hermana ya están casadas, así que he observado mucho los matrimonios. He leído una cantidad innumerable y absurda de libros, considerando que soy soltera, sobre matrimonios. Y tristemente, mi conclusión fue que no me quería casar.
Un libro llamado “El matrimonio bajo ataque”, escrito por el magistral Dr. James Dobson, muestra en gran manera lo que estamos viviendo hoy día en relación a los matrimonios. Este es un libro que se escribió hace años, y es increíble que relate tan perfectamente lo que vivimos en la actualidad. Era casi una advertencia que decidimos ignorar. Hoy vivimos los resultados de esa ignorancia.
Las relaciones no son fáciles, ninguna. No surgen por arte de magia, así que tenemos que trabajarlas día a día. Pero, ¿por qué no funciona nuestro matrimonio si nos amamos?
He aquí el problema principal: pasamos gran parte de nuestra vida preparándonos para nuestra carrera universitaria y profesional, y solo unos meses para nuestro matrimonio. El compromiso nos aterra porque nuestra generación es mucho más individualista y egoísta que nunca antes. Quiero lo que quiero, y lo quiero ya. Si no me das lo que quiero, no sirves para mí. Si no me satisfaces sexualmente, me busco a otra persona. ¿Es en serio? ¿A esto hemos llegado?
Quizás mi problema es que he visto el matrimonio un poco como Disney, y creo en los finales felices. Pero la vida me ha enseñado que el “final feliz” siempre deja a alguien triste, así que no podemos pretender hacer felices a todos. No podemos elegir para casarnos a la persona que todos quieren para nosotros, ni tampoco a aquella que nos emociona por un rato y después nos hiere de la peor manera. Pero, ¡cuán difícil es encontrar a alguien a quien amar! ¿Sabes por qué? Porque estamos pensando solo en nosotros mismos y nuestras necesidades. Seguimos dando vueltas en una rueda egoísta, que al final nos lleva a exigir nuestros derechos y deseos, antes que el bienestar de la relación matrimonial. Y esto comienza desde antes, ni siquiera en el noviazgo. Comienza desde nuestra soltería, cuando comenzamos a debatir entre los roles que nos corresponden a cada uno. Todavía creemos que seguimos siendo uno y uno, en vez de ser uno solo. ¡Hasta cuándo seguiremos dejando matrimonios en pedazos! Ya duele demasiado ver guerras por la pensión alimenticia, por quién se queda con la casa o cuál de ellos consigue una nueva pareja primero.
Este ensayo es un llamado a la conciencia, un llamado a la reflexión. ¿Por qué queremos entrar al matrimonio? Y no lo digo pensando que el matrimonio está mal, lo digo sabiendo que no puedes entregarle una pistola cargada a un niño y pretender que no ocurra algo grave. El matrimonio es una unión completa entre dos seres que deciden luchar hasta el final. Son dos personas apostando todo a un viaje del cual uno tiene un rol irreemplazable para el otro. El matrimonio es una institución social, de la cual todos somos responsables. En vez de minimizar el compromiso, entrando en convivencia o relaciones sin definición, sería más efectivo educar responsablemente sobre el valor tan maravilloso que tiene el matrimonio. Preparémonos para enfrentar las crisis, los desiertos, las incompatibilidades, las enfermedades, la falta de dinero, la construcción de una comunicación sana. Si no estás dispuesto a hacer lo antes mencionado, no te cases.
El matrimonio es la experiencia más cercana a lo que Jesús hizo por su iglesia. Debemos honrarlo. No esperemos a que haya más divorcios y hogares destruidos. Si abandonamos un poco nuestro egoísmo, revelamos nuestro valor como individuo y nos esforzamos por verdaderamente amar, entonces descubriremos que el matrimonio no es una carga tan difícil de llevar.
Algún día, entre muchas flores hermosas y una linda melodía comenzará mi aventura matrimonial, y seguiré escribiendo…
@ErikaMichael12
Construyendo relaciones saludables.
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