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¿Qué haces para cultivar tu vida espiritual, una vida de intimidad con Dios? ¿Es importante para el creyente cultivar hábitos o disciplinas espirituales? ¿Crees que podrás tener una mejor disciplina cuando estés en el campo? Saludos y BIENVENIDO nuevamente a tu sección de Conociendo de Misiones. Hoy quisiera compartir algunos aspectos en relación a la vida espiritual del misionero.
Cuando hablamos de intimidad, hablamos de conocer profundamente y dejarse conocer con esa misma profundidad. No es una relación liviana. Es crear esa relación de amistad, compañerismo, confianza mutua que revela el verdadero yo, quien realmente somos.
Proverbios 3:32 nos dice: “Porque Jehová abomina al perverso; mas su comunión íntima es con los justos.” A Dios le interesa intimar con nosotros. Él se ha revelado a sí mismo, podemos conocerle profundamente y quiere que cultivemos una relación de intimidad con él. Es precisamente en esa comunión íntima con Dios que podemos discernir su amor por los pueblos y las naciones que no le conocen. En esa intimidad nos hacemos parte de su misión al involucrarnos en diversas formas para hacer posible que se cumpla Su misión.
Tener vida íntima con Dios, una relación viva y personal con Dios; requiere varias cosas. En primer lugar, requiere pasar tiempo con Dios. En este tiempo donde vivimos con tantos ajoros, tan de carreras, se han creado métodos como: “5 minutos con Dios”, “un café con Dios”; motivando a la gente a que por lo menos saque un momento al inicio de su vida y se conecte con Dios. Creo que no está mal que saques un breve tiempo para conectarte con Dios cada mañana, pero esa práctica no te dará una vida espiritual fuerte, de relación personal y de conocer a Dios profundamente. A veces se da la imagen de que con tal que tengas un momento con Dios y le dediques tu día y encomiendes tu vida al Señor, es suficiente. Un relación personal requiere inversión de tiempo. Los seres humanos necesitamos ese tiempo. Es a nosotros y no a Dios, a quién beneficia el sacar este tiempo. Es una relación basada en el amor, no en la obligación. Cuando amamos profundamente una persona, nos deleita pasar tiempo con ella. Si nuestro amor a Dios es genuino, pasar tiempo con él será un deleite y no un sacrificio.
En segundo lugar, requiere escuchar la voz de Dios. Constantemente oímos voces en nuestro interior. Uno de los efectos del sistema de comunicaciones moderno, especialmente la forma en que se expresan los anuncios, es usar técnicas que retienen su mensaje en tu subconsciente. Tienen un efecto que se queda su voz en tu interior, impulsándote a desear eso que se anunció. Por ejemplo, apelan al gusto y los sentidos de forma tal, que lo hacen apetecible y provoca en ti un deseo de obtenerlo. El resultado de eso es el consumismo que vivimos. Si queremos escuchar a Dios, tenemos que aprender a apagar las voces en nuestro interior. Las voces de la preocupación, las voces del enemigo. El tiempo de intimidad en nuestra vida espiritual requiere escuchar la voz de Dios.
En tercer lugar, requiere disciplinarme. No hay intimidad si no se es intencional. No se puede ser intencional si no se es disciplinado. Recientemente escuché una definición de disciplina que me impactó. “Disciplina es la capacidad de posponer la gratificación para obtener el reto que tiene adelante”. En otras palabras, es poner a un lado que me da placer, para lograr lo que realmente de dará satisfacción. La disciplina es lo que me permite ser persistente en mi búsqueda de Dios en la oración, la palabra y la obediencia por amor. Por eso, aunque me cuesta, me deleito en sacar tiempo para Él y disfruto el tener comunión con él.
Cultivar una relación de intimidad con Dios es esencial para aquel que es discípulo de Jesús. No hay que ser misionero para tener vida íntima con Dios, vida espiritual. Pero definitivamente hay que tener una relación viva y personal con Dios para servir en el campo misionero. Si no cultivas los hábitos y disciplinas espirituales en tu vida cotidiana ahora, no pienses que lo lograrás cuando estés en el campo. Hoy es el día de tener vida íntima con Dios.
¿Qué haces para cultivar tu vida espiritual, una vida de intimidad con Dios? ¿Es importante para el creyente cultivar hábitos o disciplinas espirituales? ¿Crees que podrás tener una mejor disciplina cuando estés en el campo? Saludos y BIENVENIDO nuevamente a tu sección de Conociendo de Misiones. Hoy quisiera compartir algunos aspectos en relación a la vida espiritual del misionero.
La vida espiritual es el oxígeno del creyente. Si no hay buenos hábitos o disciplinas espirituales, no hay vida. Y es una vida que requiere intimidad. La vida cristiana se disfruta, es un deleite, cuando conocemos a Dios íntimamente.
Cuando hablamos de intimidad, hablamos de conocer profundamente y dejarse conocer con esa misma profundidad. No es una relación liviana. Es crear esa relación de amistad, compañerismo, confianza mutua que revela el verdadero yo, quien realmente somos.
Proverbios 3:32 nos dice: “Porque Jehová abomina al perverso; mas su comunión íntima es con los justos.” A Dios le interesa intimar con nosotros. Él se ha revelado a sí mismo, podemos conocerle profundamente y quiere que cultivemos una relación de intimidad con él. Es precisamente en esa comunión íntima con Dios que podemos discernir su amor por los pueblos y las naciones que no le conocen. En esa intimidad nos hacemos parte de su misión al involucrarnos en diversas formas para hacer posible que se cumpla Su misión.
Tener vida íntima con Dios, una relación viva y personal con Dios; requiere varias cosas. En primer lugar, requiere pasar tiempo con Dios. En este tiempo donde vivimos con tantos ajoros, tan de carreras, se han creado métodos como: “5 minutos con Dios”, “un café con Dios”; motivando a la gente a que por lo menos saque un momento al inicio de su vida y se conecte con Dios. Creo que no está mal que saques un breve tiempo para conectarte con Dios cada mañana, pero esa práctica no te dará una vida espiritual fuerte, de relación personal y de conocer a Dios profundamente. A veces se da la imagen de que con tal que tengas un momento con Dios y le dediques tu día y encomiendes tu vida al Señor, es suficiente. Un relación personal requiere inversión de tiempo. Los seres humanos necesitamos ese tiempo. Es a nosotros y no a Dios, a quién beneficia el sacar este tiempo. Es una relación basada en el amor, no en la obligación. Cuando amamos profundamente una persona, nos deleita pasar tiempo con ella. Si nuestro amor a Dios es genuino, pasar tiempo con él será un deleite y no un sacrificio.
En segundo lugar, requiere escuchar la voz de Dios. Constantemente oímos voces en nuestro interior. Uno de los efectos del sistema de comunicaciones moderno, especialmente la forma en que se expresan los anuncios, es usar técnicas que retienen su mensaje en tu subconsciente. Tienen un efecto que se queda su voz en tu interior, impulsándote a desear eso que se anunció. Por ejemplo, apelan al gusto y los sentidos de forma tal, que lo hacen apetecible y provoca en ti un deseo de obtenerlo. El resultado de eso es el consumismo que vivimos. Si queremos escuchar a Dios, tenemos que aprender a apagar las voces en nuestro interior. Las voces de la preocupación, las voces del enemigo. El tiempo de intimidad en nuestra vida espiritual requiere escuchar la voz de Dios.
En tercer lugar, requiere disciplinarme. No hay intimidad si no se es intencional. No se puede ser intencional si no se es disciplinado. Recientemente escuché una definición de disciplina que me impactó. “Disciplina es la capacidad de posponer la gratificación para obtener el reto que tiene adelante”. En otras palabras, es poner a un lado que me da placer, para lograr lo que realmente de dará satisfacción. La disciplina es lo que me permite ser persistente en mi búsqueda de Dios en la oración, la palabra y la obediencia por amor. Por eso, aunque me cuesta, me deleito en sacar tiempo para Él y disfruto el tener comunión con él.
Cultivar una relación de intimidad con Dios es esencial para aquel que es discípulo de Jesús. No hay que ser misionero para tener vida íntima con Dios, vida espiritual. Pero definitivamente hay que tener una relación viva y personal con Dios para servir en el campo misionero. Si no cultivas los hábitos y disciplinas espirituales en tu vida cotidiana ahora, no pienses que lo lograrás cuando estés en el campo. Hoy es el día de tener vida íntima con Dios.
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