Erika Michael// BUENAS NUEVAS
@ErikaMichael12En algún momento de nuestras vidas nos vamos a encontrar (drumroll por favor) con nuestros defectos. Sí, de repente nos da con visitar a nuestro amigo fiel: el espejo. Ahí, mis lectores favoritos, es que comienzan a florecer nuestras inseguridades. Nos percatamos y criticamos hasta el más mínimo defecto. Si piensas que eres el único en este asunto, estas equivocado. Hasta la persona más hermosa del universo va a tener algo que no le gusta de su cuerpo. Créelo, esa persona por la cual te derrites mil quinientas veces tiene complejos. De cierta manera, es normal, ya que nadie es perfecto. El problema suele estar en qué haces al respecto. Con esto me refiero a que tenemos varias opciones, las cuales voy a mencionar dos de ellas:
- Podemos seguir con nuestras vidas reconociendo que tenemos algunos defectos, pero conscientes de que eso no nos hace más ni menos.
- Decidir que esos defectos nos definen como personas.
Puede sonar fuerte, pero es la realidad. Por eso, les voy hacer mi historia sobre este tema. Desde que estaba en elemental fui “gordita”. Por ello, me criticaban y se burlaban de mí. En esos momentos no me sentía mal sobre mi físico. Quizá porque no comprendía muy bien lo que significaba. Después, fui desarrollando un concepto erróneo sobre mí. Pensaba que si rebajaba unas veinte libras me iban a querer más, que no iba a tener una buena relación amorosa porque era gorda y que no iba a tener buenas amistades si no rebajaba. Ya cuando estaba en la escuela superior fui bajando un poco de peso, pero como quiera seguía pensando que era una persona obesa. Por más que rebajara me seguía viendo igual en el espejo. Entonces, comencé mi vida universitaria y volví a subir de peso. Ya en ese entonces me sentía tan gorda que pensaba que ya mismo me tenían que mover rodando por el suelo (jajaja…pero es en serio, yo pensaba eso). En esos momentos fue que empecé a provocar el vómito (Sí, lo sé. Es asqueroso, pero así sucedió). Lo llegué a hacer varias veces hasta que un día dije: “Jolly Ann, por Dios. ¿Qué estás haciendo? Eso NO es saludable”. En ese instante fue que me di cuenta que estaba todo en mi cabeza. Pude entender que primero me tengo que aceptar para que los demás me puedan ver como realmente soy.
¿Qué quiero decir con esto? El problema no es que tengamos defectos, sino lo que pensamos y actuamos sobre ello. Mi gente, tenemos que aceptarnos tal y como somos. ¡Claro! Tenemos que conocer nuestros defectos, pero también debemos conocer nuestras virtudes. No le podemos dar tanto énfasis a nuestros defectos porque NO nos definen como seres humanos. Creo que siempre van a estar ahí y por esa razón debemos cambiar nuestra actitud sobre ellos. Gracias a Dios (literalmente) poco a poco he logrado vencer esas inseguridades. Digo, todavía pienso que tengo demasiadas caderas y que no me gustan mis muslos, pero ya no pienso que soy una persona horrible por eso. Mis queridos lectores, ustedes son hermosos. Sí, suena como un cliché, pero es la realidad. ¡Todos tenemos buenas cualidades!
Si nos aceptamos tal cual, entonces se nos va a hacer más fácil darnos a respetar. Con esto me refiero a que vamos a poder analizar esos comentarios con otra perspectiva. Ya no nos van a chocar o herir tanto. Las personas pueden ser muy crueles, pero como mi madre me dijo alguna vez: “No te hiere quien quiere, sino quien puede”. Me gustaría terminar con una frase muy mía (jajaja): “A veces necesitamos mirarnos con los ojos de alguien que nos ama”.
Escrito por: Jolly Ann Giusti (Blog Tertulias con la Luna)
@ErikaMichael12
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