“Con toda diligencia guarda tu corazón porque de él brotan los manantiales de la vida.”
–Proverbios 4:23 LBLA
@ErikaMishel12
Si hoy vemos a nuestro alrededor tanta maldad y amargura es debido a que en algún lugar, alguien, en cierto momento no guardó su corazón. Y permitió que entrara en él la maldad, la avaricia, el engaño, la mentira, el odio, la falta de perdón.
Igual como un manantial brota agua para todo aquel que quiera probar, este corazón brotó aguas contaminadas que hirieron con su veneno el corazón de alguien más cuyo corazón no estuvo protegido. El resultado de todo este orden, lo estamos viviendo.
Este principio bíblico proverbial nos deja saber la gran importancia que tienen nuestras emociones y sentimientos, porque ellos nos guían, actuamos a favor o en contra de ellos. De alguna forma dictan nuestras acciones.
Generalmente asumimos que las acciones negativas son el problema. En realidad, el problema está en nuestro corazón. Todo lo que pasea por tu mente y lo aferras a tu corazón, se aloja allí. Sea verdadero o no.
Hablamos de cuidar nuestro cuerpo, hacemos dieta, practicamos Yoga, tomamos vino para evitar complicaciones cardiacas, andamos armados para evitar un ataque, pero NO cuidamos nuestras emociones.
Nos exponemos a la violencia por medio de videojuegos, contaminamos la imagen de la sexualidad a través de la pornografía, tenemos relaciones esporádicas e intimidad sexual sin compromiso. Escuchamos música que nos motiva a la rebeldía, al sufrimiento, a la insensibilidad. Todas estas cosas afectan nuestras emociones.
¿Por qué?
Si hoy vemos a nuestro alrededor tanta maldad y amargura es debido a que en algún lugar, alguien, en cierto momento no guardó su corazón. Y permitió que entrara en él la maldad, la avaricia, el engaño, la mentira, el odio, la falta de perdón.
Igual como un manantial brota agua para todo aquel que quiera probar, este corazón brotó aguas contaminadas que hirieron con su veneno el corazón de alguien más cuyo corazón no estuvo protegido. El resultado de todo este orden, lo estamos viviendo.
Este principio bíblico proverbial nos deja saber la gran importancia que tienen nuestras emociones y sentimientos, porque ellos nos guían, actuamos a favor o en contra de ellos. De alguna forma dictan nuestras acciones.
Generalmente asumimos que las acciones negativas son el problema. En realidad, el problema está en nuestro corazón. Todo lo que pasea por tu mente y lo aferras a tu corazón, se aloja allí. Sea verdadero o no.
Hablamos de cuidar nuestro cuerpo, hacemos dieta, practicamos Yoga, tomamos vino para evitar complicaciones cardiacas, andamos armados para evitar un ataque, pero NO cuidamos nuestras emociones.
Nos exponemos a la violencia por medio de videojuegos, contaminamos la imagen de la sexualidad a través de la pornografía, tenemos relaciones esporádicas e intimidad sexual sin compromiso. Escuchamos música que nos motiva a la rebeldía, al sufrimiento, a la insensibilidad. Todas estas cosas afectan nuestras emociones.
¿Por qué?
Lo queramos o no, las emociones son parte de nuestra vida, Dios las puso allí. Cuando somos niños tenemos emociones y sentimientos puros. A medida que vamos creciendo vamos madurando, tomando nuevas posturas, nuevas formas, y muchas veces contaminando nuestras emociones.
Los sentimientos son parte de la manifestación de nuestras emociones. Cuando nos exponemos a este tipo de conductas o situaciones, provocamos en nosotros sentimientos dañinos como la falta de perdón, el orgullo, el rencor, la obsesión, los celos, la violencia, la falta de respeto, la deslealtad, la infidelidad. Y éstas, a su vez, afectan y hieren a los demás.
Si pudieras entender la importancia que tienen tus emociones, las cuidarías como un tesoro.
Este es un buen momento para que te detengas y reflexiones por un instante.
Todo lo que entra a tu corazón, fluye como un río del cual los demás podrán tomar. El ser humano no puede dar de aquello que no tiene. Para poder dar amor, debemos cultivarlo; para poder respetar, debemos cultivar el respeto; para poder cuidar las emociones de los demás, debemos sanar las nuestras.
Dios puede sanar tus emociones hoy. Sólo abre tu corazón y ora así:
“Dios, mi creador y formador, reconozco mi necesidad de Ti. Sana mis emociones, ayúdame a tener cuidado con las cosas que veo, las cosas que escucho, sabiendo que las mismas pueden dañar mis emociones. Sana aún esas heridas que no fueron provocadas por mi voluntad. Ayúdame a perdonar a aquel que me hizo daño. Dame fuerzas para comenzar una vida con completa Paz como sólo Tú la ofreces.
En el nombre de Jesús, Amén.
BUENAS NUEVAS es una publicación enfocada en presentar las buenas noticias en Puerto Rico, y el extranjero. Además de equipar al pueblo con su verdadera identidad eterna. Si desea compartirnos lo que harán en su comunidad o iglesia, tiene alguna petición etc. escríbanos a redaccion@buenasnuevaspr.com. Le invitamos a que nos comparta sus comentarios.
Los sentimientos son parte de la manifestación de nuestras emociones. Cuando nos exponemos a este tipo de conductas o situaciones, provocamos en nosotros sentimientos dañinos como la falta de perdón, el orgullo, el rencor, la obsesión, los celos, la violencia, la falta de respeto, la deslealtad, la infidelidad. Y éstas, a su vez, afectan y hieren a los demás.
Si pudieras entender la importancia que tienen tus emociones, las cuidarías como un tesoro.
Este es un buen momento para que te detengas y reflexiones por un instante.
Todo lo que entra a tu corazón, fluye como un río del cual los demás podrán tomar. El ser humano no puede dar de aquello que no tiene. Para poder dar amor, debemos cultivarlo; para poder respetar, debemos cultivar el respeto; para poder cuidar las emociones de los demás, debemos sanar las nuestras.
Dios puede sanar tus emociones hoy. Sólo abre tu corazón y ora así:
“Dios, mi creador y formador, reconozco mi necesidad de Ti. Sana mis emociones, ayúdame a tener cuidado con las cosas que veo, las cosas que escucho, sabiendo que las mismas pueden dañar mis emociones. Sana aún esas heridas que no fueron provocadas por mi voluntad. Ayúdame a perdonar a aquel que me hizo daño. Dame fuerzas para comenzar una vida con completa Paz como sólo Tú la ofreces.
En el nombre de Jesús, Amén.
@ErikaMishel12
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© 2013, Joven Cada Día
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