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“Era diligente al practicar la fe musulmana. Animaba a los amigos a orar y construir la mezquita. Era fiel al Islam y no pretendía tener amistad con los cristianos. Mi meta era ser rico. También me involucré en la brujería, la gente me buscaba para que los sanara y me pagaban. Tenía una gran casa y mucho dinero, pero me sentía vacío”, comenta.
“Andi” dice que todo eso cambió cuando un cristiano llegó a su casa y le habló de Jesús.
“Él siguió viniendo a casa pero yo lo evitaba. Un día mi familia y yo nos enfermamos con una fiebre alta. Ese cristiano nos llevó al hospital. Él y sus amigos nos cuidaron”, explica.
Los cristianos también le dieron una Biblia y lo animaron a leerla. “No quería leer la Biblia pero cuando me sané, sentí una urgencia por leerla. Y cuando la leí quise saber más de Jesús”.
Desde entonces, los amigos cristianos de andi se reunían en su casa para estudiar la Biblia. Cuando sus vecinos musulmanes los oyeron cantando canciones cristianas, los líderes musulmanes vinieron a su casa para persuadirlo de regresar al Islam.
Andi se negó y en cambio les predicó el Evangelio. Eso agitó a sus vecinos musulmanes. Más de 30 de ellos le tiraron piedras a su casa.
Él fue llevado ante una multitud en una plaza. Ellos cuestionaron su nueva Identidad religiosa y le confiscaron su tarjeta de residencia.
Esa tarjeta contiene importante información personal, incluyendo su religión. Sin esa tarjeta, una persona no puede obtener un pasaporte, licencia ni otras transacciones.
“Andi” sufrió mucha oposición luego de cambiar su afiliación religiosa en esta tarjeta de residencia, de ser musulmán a ser cristiano. Ahora está pagando el precio valientemente aunque eso signifique vivir en un remoto lugar.
La organización cristiana, “Puertas Abiertas” le consiguió un abogado. “El abogado presentó una carta al líder del pueblo, diciendo que las leyes de Indonesia incluyen el derecho de “Andi” a escoger su religión. El líder devolvió la tarjeta de residencia que muestra su nueva identidad en Cristo”, comenta Boas Panggabean, coordinador de Puertas Abiertas.
Pero como ya no había seguridad para su familia, “Andi” junto a su esposa y 5 hijos, abandonaron el pueblo. Perdió su casa y su trabajo.
Él está agradecido de que “Puertas Abiertas” le ayudó a empezar un nuevo negocio. El vende aparatos domésticos en su nueva comunidad. Lo sorprendente es que junto con su mercadería, también ofrece la salvación de Cristo a sus clientes, incluyendo a los musulmanes de su anterior pueblo.
“Cuando yo era musulmán mi vida estaba llena de ocultismo. Gané mucho dinero con el ocultismo. Sí, era rico, pero mi riqueza venía del mal. Mi corazón estaba pobre. Ahora, aunque soy físicamente pobre, tengo gran paz en mi corazón. Es Dios a quien busqué lo que me hizo tan rico. Quiero compartir esto con todas las personas. Mi deseo es ver a esas personas salvas”.
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