11 de noviembre de 2015

Cuando los hijos retan nuestra autoridad ¿Qué debo hacer?

Amneris Meléndez // Buenas Nuevas
blog madres@Amneris_Melende
¡Eso no se hace! ¡No, no toques eso! ¡Ven, siéntate y come tranquilo! ¡No puedes salir solo a la calle! ¡Tienes que obedecer a mamá y a papá! Llega el momento en que estas son las frases que constantemente salen de nuestra boca. Entonces, en ese momento nos damos cuenta de que ha llegado el momento en que nuestros hijos dejan de ser bebés y se convierten en niños en busca de su independencia. En ese proceso, las madres y los padres experimentamos sentimientos encontrados.

En esta búsqueda de independencia, nuestros hijos van definiendo su personalidad y en ese proceso comienzan a desafiar nuestra autoridad. Lo hacen desde que son bebés y comienzan a descubrir todo su entorno, pero llega un momento en que lo hacen con conciencia y entonces notas el desafío en su mirada.

Recuerdo una de las primeras ocasiones que mi hijo mayor lo hizo; yo quedé anonadada. Para ese entonces, él tenía tres años y lo regañé porque estaba tirando la puerta de la nevera. Le dije: “Abner, la puerta no se tira, se cierra suave”. (Mientras le mostraba cómo debía hacerlo). Él esperó a que me volteara, volvió a abrir la puerta y la tiró con mucha fuerza, mientras se me quedó mirando seriamente. Les debo confesar que me dio mucho coraje, ya que estaba desafiando la orden que le había dado. No me gustaba para nada esta nueva etapa que ambos estábamos enfrentando en su crecimiento. Los sicólogos aseguran que después de los dos años de edad, el comportamiento del niño se vuelve desafiante. Para los niños se trata de una forma de autoafirmarse y de ver hasta cuánto toleramos los padres. Es importante que sepamos cómo abordar esta etapa de nuestros hijos. Así estaremos fomentando un desarrollo adecuado de su personalidad y evitaremos los choques generacionales en el futuro.

Según los expertos, un niño de 1 a 2 años comienza a desafiar la autoridad de sus padres poniéndolos a prueba, se niega a hacer lo que le piden y hace las cosas que le han dicho que no debe hacer. Sin embargo, este comportamiento se considera normal y parte de su desarrollo emocional, que le ayudará a reafirmar su personalidad y autonomía.

Los niños no se oponen al adulto por el placer de llevarles la contraria. Simplemente, desde su autonomía recién adquirida, están expresando sus necesidades, sentimientos y deseos, que pueden o no coincidir con los nuestros. El comprender que nuestro hijo piensa por sí mismo, sabe lo que quiere y lo demuestra de la mejor forma que puede, nos será de gran ayuda a la hora de abordar los conflictos del día a día. Ellos hacen lo que conocemos como una pataleta, berrinche o rabieta que es una combinación de gritos, patadas, se tiran a suelo, lanzan objetos, algunos hasta muerden.

Somos los padres los que tenemos que actuar con sabiduría y mucha paciencia ante esta complicada e incómoda etapa. Para tratar de comprender lo que realmente les sucede a nuestros hijos cuando sufren una de estas explosiones de enfado, se recomienda que bajemos de nuestro pedestal de adultos y nos pongamos en su lugar. Cada vez que vivo algún episodio donde mis hijos retan mi autoridad, trato de respirar profundo y entender que es una etapa y que depende de mi reacción transformar lo que parece negativo en algo positivo.

(Esto es un extracto del libro: Los hijos, Grandes Maestros)

blog de madres









Autora del libro:
Los hijos…¡Grandes maestros!


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