19 de mayo de 2014

JÓVENES: RECOGE LOS PEDAZOS QUE TE QUEDAN

CRISTIANOS


Erika Michael// BUENAS NUEVAS
@ErikaMichael12

Hace algún tiempo atrás dejé caer una botella. Esta botella se rompió en pedazos, y me incliné para recoger lo que quedaba de ella. Cuando extendí mi mano y toqué uno de los vidrios, de pronto vi mi dedo lleno de sangre. Sin darme cuenta, había apresurado mi mano y había rozado mi dedo con uno de los bordes más filosos que tenía. Me sentí un poco torpe, pero no luego corrí al baño a buscar gasas, alcohol y lo que pude encontrar para curarme el dedo. Algo gracioso de mí es que puedo mirarme la herida, limpiarla y ponerme el medicamento sin ningún problema. La sangre no me asusta mucho. Claro, ir al dentista es otra cosa. ¡Me aterra ir al dentista! Lo he hecho la cantidad de veces que ha sido necesario, pero no me pidas que vaya con mucha regularidad. Creo que no hay un lugar peor para estar que la silla del dentista. Esa luz brillante que apenas me deja mantener mis ojos abiertos, aquel cuadro con un bote blanco y azul, sin mencionar el sonido aterrador de la máquina “chupa-saliva” y el “taladro asesino”.

Una vez fui al dentista, y el doctor me dijo que mis dientes de leche no se habían caído todos y tenía que sacármelos para poder dejar salir los dientes permanentes. No entendía mucho la diferencia, pero habría inyecciones y dolor en el asunto. No pude pronunciar palabra…porque tenía el “chupa-saliva” en mi boca, así que con mis ojitos aterrados hice un gesto de “meh…ok…”.

Comenzó la aventura para el doctor, quien de pronto sacó 7 inyecciones, de las cuales me dieron 14 pinchazos. Al final del día, pesaba menos, pues me faltaban varios dientes.

No me gusta el dentista, no me gusta que me quiten los dientes, detesto la sensación horrible del “chupa-saliva” y el sonido sacado de una película de terror que hace el “taladro asesino”, pero sé que todo eso es necesario para mi salud.

Mi salmo favorito es el capítulo 73. En él nuestro querido Asaf pronuncia unas palabras que me despiertan de mi pereza y mis quejas absurdas:

Asaf se cuestiona, ¿Conservé mi corazón puro en vano?

Ante sus ojos solo podía ver cómo sus amigos prosperaban y obtenían lo que querían.

¿Cuántas veces te has preguntado lo mismo que Asaf? ¿También te has cuestionado si has guardado tu corazón puro en vano?

Luego, declara: “¿A quién tengo yo en el cielo si no a ti? Te deseo más que a cualquier cosa en la Tierra. Puede fallarme la salud y debilitarse mi espíritu, pero Dios sigue siendo la fuerza de mi corazón; Él es mío para siempre.”

Verás, quizás piensas que nadie entiende lo que te sucede. Tal vez crees que no tiene sentido luchar contra la corriente, y que te irá mejor siendo como los demás que no sirven a Jesús. Pero te diré algo, Dios te ama y ha prometido ser tu guardador. Asaf se sintió como tú. Pero pudo decirle a Dios: “No importa lo que pierda en la vida, eres la fuerza de mi corazón. Eres la porción que necesito”.

¿Qué tal si decides hoy recoger esos pedazos de tu corazón que has dejado en el camino? Aunque tus manos se llenen de heridas, aunque solo tengas un corazón roto para entregarle a Dios, te prometo que Él hará lo mejor de ti. Él sigue siendo la fuerza de tu corazón. No te rindas.

@ErikaMichael12 
Construyendo relaciones saludables
© 2014, Joven Cada Día 

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