Amaury Oyola // BUENAS NUEVAS
@amauryoyolaHay muchas señales en la vida que nos dejan saber que el tiempo ha pasado y ha dejado su huella. Cuando ya comienzan a decirnos señor o señora o cuando la imagen del espejo no se ve tan firme como en los veintitantos. Pero, es de cada uno de nosotros la responsabilidad de tomar estos nuevos procesos con dignidad.
En mi caso, viví una experiencia única hace unos meses que me dio la claridad para entender lo maravilloso que son los roles de padres e hijos cuando se intercambian con el pasar de los años.
La llamada que recibí de Jackeline, mi amiga de la oficina, me llenó de paz. Me avisó que tendríamos que mover la fiesta porque una de las chicas estaba enferma y yo, vi el cielo abierto, claro que mi tono de voz demostró lo contrario. Casi llegando a casa recibí otra llamada, pero en esta ocasión experimenté una sorpresa rara, digo rara porque estoy acostumbrado a que esta persona me llame. La llamada era de mi madre que me avisaba que la fuera a recoger en la estación del tren para ir a la fiesta. ¡Se me había olvidado cancelarle! . Así que una vez aclarado el asunto acordamos pasar el día juntos en mi apartamento. Por alguna razón, la primera hora de mi madre en casa me sentí como en medio de una inspección, ella miraba todo, aprobó los muebles, los colores de la pintura y demás arreglos. Ella no es de la madres que se meten en todo, pero sí es muy sincera. Luego de una hora de su llegada, me sentí más cómodo pues contaba con su aprobación.
Yo tanto invertir en pinturas, cuadros y muebles y aun así ninguno de mis esfuerzos se comparan con el toque femenino que ella le añadió a mi casa. Trajo una planta llamada lengua de vaca y la puso en una esquina, tomó unas verduras y las puso en una canasta, colocó los vasos en un plato para escurrirlos y a mi me parecieron como una obra de arte. Agarró la escoba y el recogedor y yo detrás de ella quitándole todo. En varias ocasiones le mencioné que vino a visitarme no a trabajar, pero fue en vano. Una vez logré que se quedara quieta, entonces comencé a servirle.
Los roles se invirtieron. Cuando miraba su carita pequeña con sus ojos negros y brillosos que examinaban todo el área, fue imposible dejar de sentirme tan feliz. !Mi madre, había salido de su hogar en el campo para pasar un tiempo conmigo!
Llegando el momento de su partida, y para hacerlo más mágico aun, le acompañé en el tren para asegurarme que llegara bien. Cuando bajamos las escaleras de mi casa con mucha precaución , me di cuenta de cuánto ha pasado el tiempo por su cuerpo. No me molestó esperarla, quién sabe todo lo que ella tuvo que esperar cuando yo de niño sólo quería brincar escalones creyéndome Súperman. En la estación del tren la ayudé a comprar su tarjeta y no me molestó tomarme el tiempo para enseñarle, pues ella no protestó cuando yo no entendía algo de matemáticas o cuando le tocó buscar alguna lamina en el vecindario para yo poder hacer la asignación. En el tren yo iba viendo su carita de asombro ante tanto edificio, de seguro su emoción fue igual a la mia cuando llegábamos al pueblo los sábados en la guagua pública y yo miraba con sorpresa cada tienda y edificio. Me dijo que no la tenía que acompañar hasta el estacionamiento y yo la desobedecí quería asegurarme que llegara bien. Caminé a su lado hasta su auto y no me molestó por que ella nunca me ha dejado solo. Al despedirnos me expresó algo que subió mi corazón a un trapecio, me dijo: “Gracias por regalarme este día”. Fue entonces cuando realicé que el llamarla todos los días no es suficiente, por mi agenda y estilo de vida he disminuido mis visitas y el tiempo que paso con ella. La frase que me dijo, tal vez de niño nunca le expresé, pero nunca dejó de sentirlo mi corazón cada vez que veía su cara frente a la mia cuando nos íbamos juntos a dormir.
Los tiempos cambian, los roles se invierten, pero el sentimiento sigue siendo el mismo. La vida pasa muy rápido y hay que vivir cada día como si fuera el ultimo. Las agendas sobrecargadas nos alejan de la gente que amamos, si creamos un balance tendremos todo en excelencia y no descuidaremos a las personas que nos dan el verdadero sentido de la vida.
BUENAS NUEVAS es una publicación enfocada en presentar las buenas noticias en Puerto Rico y el extranjero. Además de equipar al pueblo con su verdadera identidad eterna. Si desea compartirnos lo que harán en su comunidad o iglesia, tiene alguna petición etc. escríbanos a redaccion@buenasnuevaspr.com. Le invitamos a que nos comparta sus comentarios.
