@ErikaMichael12
¿Has escuchado decir que Dios solo llama a “súper-jóvenes”? Jóvenes que sepan predicar, hablen bonito, sepan cantar, a músicos, a personas que quieran ser pastores y evangelistas, que sean santos y se porten extremadamente bien; a jóvenes que se acerquen a la perfección. A los que vienen de una familia cristiana, saben mucho de la Biblia y se pueden memorizar cuchucientos mil versículos. . . Si esto fuera cierto, si Dios sólo llamara a este tipo de personas, yo sería la primera que no cumpliría con los requisitos. Canto feo hasta en la bañera; lo más que llegué a tocar parecido a un instrumento musical fue la flauta dulce. No fui criada en la iglesia, vine a saber quién era Dios a los 18 años; no soy buena memorizando, así que puedo contar con la mano los versículos de la Biblia que me sé. Cuando hablo al frente, me pongo tan nerviosa que escribo hasta el “Dios los bendiga” por si acaso se me olvidara…
Te confieso que si alguien se ha sentido incapaz he sido yo; si alguien tenía y tiene miedos soy yo. Sin embargo, Dios me ha enseñado (y me recuerda constantemente) que no tengo que ser una “súper-joven” para que Él me use. El único requisito para llamar a personas comunes como tú y como yo: Disposición.
Hace un tiempo atrás, una noche mis pastores me llaman y dicen: “Después de orar, hemos decidido que te toca predicar una de las siete palabras el Viernes Santo, y por primera vez será en el Coliseo delante de aproximadamente… 500 personas”. Ella no iba a aceptar un “no”. Enganché y empecé a llorar como una niña pequeña con pataletas cuando la castigan. ¡Yo no quería! Los micrófonos y hablar en público nunca han sido lo mío, y a pesar de lo extrovertida que soy, cuando me toca hablar se me tranca algo en la garganta y pareciera como si tuviera 20 corazones bombeando sangre al mismo tiempo. A mí denme un lápiz, una libreta y déjenme escribiendo. Pero, a Dios le encanta sacarnos de nuestra zona de confort, porque es ahí donde crecemos, donde nos formamos, donde mostramos obediencia, donde dejamos que Dios realmente tome el control de nuestra vida. Me encanta cuando Dios le dice a Jeremías: “Yo te elegí antes de que nacieras; te aparté para que hablaras en mi nombre a todas las naciones del mundo» A lo que Jeremías le contesta: “Yo no sé hablar en público, y todavía soy muy joven.” Pero Dios le dijo: “No digas que eres muy joven. A partir de este momento tú hablarás por mí. Irás a donde yo te mande, y dirás todo lo que yo te diga. No tengas miedo, que yo estaré a tu lado para cuidarte.” (Jeremías 1:4-9)
Así que un día me cansé de pelear con Dios y le dije: “Dios, si mis nervios son los que me ayudan a confiar en ti y no en mis propias capacidades, si este miedo es el que hace que te dé el crédito y la gloria a ti, entonces, nunca los quites”. Dios se lo tomó tan en serio, que los nervios siguen intactos como la primera vez, pero aprendí que el miedo no puede paralizarme sino moverme y entendí que si fue Él quien me llamó, entonces se va a encargar de guiarme aunque me sienta incapaz y a pesar de mis inseguridades. Comprendí que arriesgarme es necesario y que fallar debe ser la motivación para intentarlo nuevamente. Concluí que Dios llama a jóvenes dispuestos, obedientes y gente miedosa como yo.
En Jueces 6-7 la Biblia presenta a Gedeón, un israelita que vivía en tiempos en que extranjeros invadían constantemente a su país. Gedeón era un hombre miedoso. La primera vez que lo vemos, está escondiéndose en un hoyo. Dios le dice que tire abajo un ídolo que había en su pueblo. Gedeón lo hace… de noche, porque tiene miedo. Al día siguiente, la gente del pueblo va a la casa de Gedeón, y él se esconde, mientras su papá convence a la multitud que no le hagan daño. Más adelante en la historia, cuando Gedeón ya ha recibido varios mensajes de Dios, ha visto señales, ha levantado un ejército, Dios le dice que vaya al campamento del enemigo “si tiene miedo.” Gedeón va, porque todavía seguía teniendo miedo. Pero, a pesar de lo miedoso que era, Dios lo usó y lo transformó en el líder que su pueblo necesitaba. Me llaman la atención las primeras palabras que Dios tenía para Gedeón: “¡El Señor está contigo, hombre fuerte y valiente!”¿Hombre valiente? ¿En serio? Pero si Gedeón estaba parado dentro de un hoyo, escondiéndose; un hombre que hizo lo que Dios le pidió de noche por miedo, un hombre que necesitaba que su papá lo protegiera. . . ¿Y aun así Dios le llama “hombre fuerte y valiente”?
Esta historia me enseñó que Dios ve más allá de lo que nosotros nos creemos que somos, o lo que nos han hecho creer que somos. Su mirada no es superficial como la nuestra. En 1 Samuel 16:7: “Dios le dijo: «Samuel, no mires su apariencia; pues Dios no ve como el hombre ve, pues el hombre mira la apariencia exterior, pero el Señor mira el corazón.”
Basta con un joven dispuesto y obediente, que busque agradar al corazón de Dios. Él cree en el potencial que tienes, aun cuando no crees en ti mismo, tanto así que te llama valiente dentro de lo débil que parezcas ser. Dios me miró a mí, con mis inseguridades y mis miedos, y me dijo: “July, estoy contigo, joven fuerte y valiente”. Ignora las voces que te digan lo contrario, y atrévete a poner tu confianza entera en Dios. Me encanta cuando Pablo le dice a Timoteo (1 Timoteo 4:12): “Hey Timoteo, no permitas que nadie te desprecie por ser joven. Al contrario, trata de ser un ejemplo para los demás cristianos. Que cuando todos oigan tu modo de hablar, y vean cómo vives, traten de ser puros como tú. Que todos imiten tu carácter amoroso y tu confianza en Dios.”
¿Todavía crees que Dios sólo busca a “súper-jóvenes”, con “súper-talentos”? ¡Mira a tu alrededor! Te llamó a ti y a mí; personas comunes y corrientes, personas inseguras, lejos de la perfección, pero que en obediencia y fidelidad están dispuestas a confiar en Él y poner sus talentos y vida en sus manos. No importando lo miedoso o inseguro que podamos ser, seguirle, salir de nuestra zona cómoda y arriesgarnos por Dios es de verdaderos valientes y sin duda alguna… ¡vale la pena!
Escrito por: Juliannys Acevedo
@ErikaMichael12
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