Dios nos ha llamado amigos, la amistad profunda la diseñó Dios
“Ya no les llamare siervos sino amigos.” Juan 15:15
Dr. Nando Steidel// BUENAS NUEVAS
@NandoSteidel
Para muchos no hay manera de explicar cómo luego de ese colapso comenzó una gran dinastía. Michael era excelente anotador pero tenía un reto gigantesco, él no podía ganar los juegos solo, desesperadamente necesitaba un equipo que lo respaldara. Necesitaba amigos que estuvieran dispuestos a asumir su rol y como equipo ganar juntos. Podía anotar 63 puntos y no ganar o escoger anotar 30 puntos y ganar. Disminuyendo su cantidad de puntos manejó levantar el desempeño de un equipo que sin él no serían conocidos. Este equipo ganó 6 campeonatos y derrotaron equipos de muchas estrellas como New York con Patrick Ewing, Detroit con Isaiah Thomas y Joe Dumars y los temidos Seattle Supersonics con Gary Payton y Shawn Kemp. Equipos difíciles que fueron derrotados por el trabajo de equipo de un grupo que estuvo dispuesto a sobresalir y de un Michael Jordan que con su talento y actitud provocó que los miembros de su equipo fueran mejores.
Esto me enseña la importancia de tener amigos y vivir anclado a equipos que bendigan mi vida. Cuando Jesús dijo a sus discípulos que les llamaría amigos fue un momento de intimidad profundo. Jesús seria entregado en horas y luego moriría en la cruz, era un momento difícil y él escogió este momento porque significaba tiempo de cercanía, tiempo de enseñanza e influencia. Jesús no dijo esto en un vacío, sino como parte de un fruto que se obtenía con estar juntos, vivir experiencias y procesos comunes durante 3 años de ministerio. Pero también implicaba un ascenso de sus discípulos, no a todos podemos llamarles amigos.
Recuerdo que mi padre me decía con mucho orgullo, yo tengo muchos conocidos pero pocos amigos. ¿Qué provoca que como hombres tengamos reservas en el momento de establecer relaciones profundas de amistad? En muchas instancias nuestras relaciones han sido marcadas por que hemos confiado y hemos sido traicionados. Por ende, tomamos una gran decisión, “no quiero ser herido por eso prefiero no confiar en nadie.” Esto aparenta ser una decisión inteligente pero no muestra realmente sabiduría. Es cierto que pueden existir relaciones que nos dañen y que necesitemos evitar. Pablo le dijo a Timoteo (2 Timoteo 3:5) que a los que tuvieran apariencia de ser cristianos pero practicaban toda clase de pecados sin un verdadero arrepentimiento, que a éstos debería evitar. Estoy convencido de que existen relaciones que no son de edificación para nuestra vida y que necesitamos tomar profundas decisiones sobre las personas que nos rodean e influencian nuestro corazón. Como hombres sabemos que somos influenciados por otros hombres que están cercanos a nosotros. Tener amigos es una necesidad profunda de nuestro corazón, pero necesitamos ser selectivos al momento de escoger a quiénes escuchamos y cuales ejemplos seguimos.
Ahora bien, aunque hayamos sido heridos en la confianza nuestra dirección debe ser exponernos con mayor prudencia, pero sin cerrar nuestro corazón a las amistades. Podemos tener conversaciones con otros hombres sobre temas de carros, deportes, películas de interés, podemos bromear sobre eventos y hasta discutir sobre los acontecimientos del país. Sin embargo, manejar una comunicación profunda de un problema serio que requiere expresar nuestra vulnerabilidad, se nos hace muy difícil. Inclusive si tenemos alguna situación compleja en la que necesitamos un consejo se complica cuando no tenemos un equipo de amigos que puedan llegar a nuestro corazón.
Lo que quiero plasmar es que necesitamos las relaciones de amistad en nuestra vida para crecer y desarrollarnos. Que por más orgullo que pueda demostrarse al decir que tengo pocos amigos lo que deberías responder es si tienes a tu alrededor los amigos que necesitas y si eres un amigo necesario en la vida de alguien.
Jesús nos enseñó que en las relaciones interpersonales existen niveles de amistad que necesitamos alcanzar. En el equipo de los discípulos había autenticidad, transparencia, enseñanza, ayuda, adaptación y profundidad. Sé, que en la sociedad actual se enseña que no debemos confiar en nadie. Esa crisis de confianza se muestra cuando conozco cada vez más hombres que están solos en la vida. Sin grupo de amigos, sin nadie con quién hablar temas profundos y con pocos deseos de cambiar esa realidad. Algunos han sido traicionados, heridos o simplemente nunca han tenido la confianza de tener amigos. Por eso quiero desafiarte a trascender a esa mentalidad y asumir una actitud renovada porque Dios nos muestra un camino de amistad que comenzó con su amor por nosotros.
Dios nos ha llamado amigos, la amistad profunda la diseñó Dios. Nuestro corazón es bendecido, reconfortado, aliviado y moldeado cuando entendemos nuestra necesidad de ser amigos de Dios. El libro de Santiago capítulo 2:23 nos enseña
“Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios.” Santiago 2:23
Para poder tener amigos, la primera amistad que debes reformular es tu amistad con Dios. La amistad con Dios sana y restaura las heridas de amistades pasadas y provoca que estés dispuesto a confiar porque tu corazón anhela tener amigos genuinos. La amistad que nos enseña la palabra es revolucionaría.
“El hombre que tiene amigos ha de mostrarse AMIGO; y AMIGO hay más unido que un hermano.” Proverbios 18:24
La amistad profunda implica unidad, una visión y misión común, un sentido de compromiso. Un amigo es capaz de compartir quién es, en realidad, es apasionado a su compromiso de amistad y es capaz de adaptarse para crecer en la amistad. Los discípulos le mostraron a Jesús su amistad incondicional, por eso luego de 3 años con ellos, les dijo, ustedes han demostrado que además de estar dispuestos a estar conmigo, comparten lo que soy. Es imposible tener identidad en Dios sino compartimos lo que Dios es. Quizás al principio del ministerio de Jesús, los discípulos tenían motivaciones, intenciones o expectativas diferentes, pero el tiempo con Jesús los transformó. Cuando tu tienes tiempo profundo con un amigo, terminas hasta pareciéndote a él porque le conoces. Vistes como él, escuchas lo que él escucha, hablas como él habla y hasta eres capaz de decidir como él decide. Esa es la amistad profunda que necesitamos con Dios.
Ahora bien, esta amistad profunda con Dios que se fortalece y se edifica con la amistad de otros hermanos que también tienen una amistad profunda con Dios. Por eso necesitamos ser amigos de los amigos de Dios. Esto nos convierte en un equipo invencible, es un proceso en el que todos caminamos en una misma dirección, nos cubrimos, nos evaluamos, nos corregimos, nos amamos, nos aconsejamos y nos expresamos con libertad. Te reto a que formes tu Equipo de Amigos.
Dios te bendiga
Pastor/Dr. Nando Steidel
Ministerio Hombres Discipulados
www.hombresdiscipulados.com
Pastor/Dr. Nando Steidel
Ministerio Hombres Discipulados
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