28 de octubre de 2013

JÓVENES: UNA LECCIÓN DE AMOR QUE COSTÓ $6.00

el morro puerto rico
Erika Mishel// BUENAS NUEVAS
@ErikaMishel12
Fui a El Morro en el Viejo San Juan y no pude resistir la tentación de comprarme una chiringa y volarla.

Si eres boricua sabes que es parte de nuestro patrimonio nacional volar chiringa (o cometa para nuestros amigos de otros países) en El MORRO!!!

Pues fui, me compré mi chiringa y comencé una aventura que me enseñó mucho sobre el AMOR.


Les cuento:

  1. Escoger cuál chiringa comprar. Es decir, hay de todos tamaños, colores formas, precios, etc. Yo elegí la mía.
  2. Escogí el lugar PERFECTO para sentarme y comenzar a montar la chiringa. Sin embargo, cuando saqué los materiales de la bolsa me di cuenta que el viento era demasiado fuerte como para poder mantener el control de todos los materiales. Y se me fue con el viento el papel con las instrucciones de cómo montar la chiringa. Fui corriendo tras del papel hasta que lo alcancé y continué mi labor…
  3. Finalmente, logré montar mi chiringa, pero me percaté que no estaba firme. Fue ahí cuando me di cuenta que uno de los papeles “insignificantes” que había botado era la cinta adhesiva que debía usar para afirmar los palitos (que eran como la columna vertebral de la chiringa). Por lo tanto, tuve que buscarla. (Sí, tuve que buscarla.)
  4. Cuando logré terminar mi obra maestra, me dije a mí misma, esto no es tan fácil como parecía o recordaba. Fue en ese momento cuando entendí que ese proceso era similar al del amor. Escogemos qué relación queremos llevar, pero cometemos el error de pensar que todo es fácil, que no necesitamos instrucciones y que los detalles pequeños no son importantes. No obstante, esos pequeños detalles son los que fortalecerán esa relación cuando esta comience a volar.
  5. Me ubiqué cerca de un joven que estaba volando, con mucho éxito, una chiringa la cual estaba muy elevada a las alturas. La mantenía firme. Me sorprendí, y pensé: “jum…eso debe ser porque el viento está a favor de esta posición, voy a elevar mi chiringa justo aquí”. Pero no, mi chiringa no volaba. Se estrellaba en el suelo una y otra vez. Entonces entendí que no podía elevar mi relación a las alturas usando el viento de los demás. Comprendí que cada quien tiene su posición y fortaleza, y yo debía encontrar la mía.
  6. Me alejé de aquel joven y comencé a probar en otros puntos, hasta que finalmente mi chiringa comenzó a elevarse rápidamente. Me emocioné y hasta solté una carcajada, y justo cuando pensaba que tenía todo en control, ella volvió a caerse. Entonces, supe que no debemos confiarnos de que todo está bien cuando alcanzamos un logro. Debemos entender que en el amor y en la vida debemos estar dispuestos a trabajar día a día por mantener nuestros sueños elevados, nuestra relación en un nivel saludable.
  7. Me motivé y volví con fuerza a lanzar mi chiringa hasta que la sentí más firme…entonces comencé a soltar un poco más la cuerda, lo que provocó que se elevara más. La cuerda representa la confianza. Si no aprendemos a confiar, no lograremos nuestras expectativas y metas. Cuando amamos debemos confiar en la buena acción de nuestra pareja aún cuando sabemos que en su lugar haríamos lo contrario. Dios sabe claramente cuándo vamos a fallarle y aún así nos ama y nos perdona. ¿Por qué no aprendemos a perdonar y amar de la misma manera?
  8. Me quedé maravillada cuando noté que la fuerza que elevaba mi chiringa provocó que la cuerda se soltará automáticamente sin yo hacer esfuerzo. Cuando aprendemos a confiar, hay cosas que surgen naturalmente y sin esfuerzo. Así que debemos permitir que suceda.
  9. Una vez más, cuando más elevada estaba, volvió a caer. Pero esta vez sonreí y con paciencia la retomé del suelo y tuve el valor para echarla a volar nuevamente (nunca desistas). Finalmente, se mantuvo firme por mucho tiempo.
  10. Cuando decidí irme de aquel lugar con mi nueva experiencia, entendí que no debía llevarme a mi casa esa chiringa pues no la necesitaría. Entonces, observé un niño que había perdido la suya, me acerqué a su madre y le dije: “Señora, yo ya me voy y no me voy a llevar mi chiringa, ¿me permite dársela a su hijo?” Ella estaba asombrada, y me dijo rápidamente que sí. Aquel niño se puso súper feliz. Y al final de todo entendí que el amor debe ser dado a los demás, aun sin esperar recompensa.

Toda esta experiencia de aprendizaje, por sólo $6.00 (el precio de la chiringa) y un corazón dispuesto a aprender.


@ErikaMishel12 
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© 2013, Joven Cada Día 

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