Historias como las de Iram León hacen del maratón un deporte no sólo emocionante sino inolvidable.
Y es que Iram, el ganador de la carrera celebrada recientemente en Beaumont, Texas, es un paciente de cáncer que sabe que acabará con su vida, ya que hace dos años y medio los médicos le diagnosticaron un tumor cerebral sin posibilidad de curación en el lóbulo temporal izquierdo.
Sin embargo, y a pesar de diversas dolencias, su buena condición física le llevó a este padre de 32 años a participar en el evento deportivo, empujando una silla de paseo en la que iba cómodamente sentada su hija Kiara de seis años.
Su meta no era sólo ganar, aunque lo lograse, sino especialmente dejar un recuerdo imborrable en ella. "Espero que esta experiencia quede grabada en su memoria", dijo León.
La ilusión y la firme decisión de hacerla vivir el ser ganadora de la maratón le impulsó para lograr cruzar en primer lugar la meta después de recorrer los 42,195 kilómetros de la prueba en 3 horas y 7 minutos.
MÁS ALLÁ DE LOS LÍMITES
A causa de la grave enfermedad, León sufre problemas de orientación espacial y trastornos de memoria, por lo que tuvo que contar con un ciclista a su lado durante el recorrido.
En esta especie de´carrera contra todo´, Iram cruzó la línea de la meta con la niña cómodamente sentado en una silla de paseo.
Durante la larga carrera, el maratonista llevó consigo los medicamentos para prevenir las posibles convulsiones (que no necesitó), y obtuvo la satisfacción de dejarle a su hija un hermoso recuerdo que la acompañe cuando él ya no esté.
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