13 de enero de 2014

JÓVENES: EL AMOR: ¿SENTIMIENTO O DECISIÓN?

amor de jovenes

Erika Michael// BUENAS NUEVAS
@ErikaMichael12

Mientras en otras partes del mundo un frío cortante apuñala el cuerpo, aquí es verano e ingentes gotas de sudor anuncian que el viento parece estar extenuado. Acá ropa ligera y fresca, y al otro lado de la tierra un chador sólo deja al descubierto una pequeña parte del rostro de las mujeres. Grandes océanos apartan culturas. Las similitudes entre países parecen ahogarse en cada mar, y cada frontera dicta grandes contrastes en los estilos de vida. Entonces, ¿qué similitud puede haber entre tantas culturas, tantas sociedades, tantas diferencias, y entre los 6,798,109,835 millones de habitantes que son parte del mismo mundo en el que tú y yo vivimos? Esta interrogante sólo trajo a mi mente una palabra: AMOR.

Fuéramos cristianos o no, desde chicos seguramente muchos de nosotros escuchamos un sinnúmero de veces que “Dios es amor” (1 Juan 4:8). Quizás una frase trillada y un tanto ‘clichosa’; la repetimos tanto... Sin embargo, si Dios ES amor (Dios = Amor) y sólo hay un Dios, esto tiene que implicar que el amor tiene que ser el mismo tanto aquí como en el lugar más remoto del mundo. A mi entender, el problema reside en que gran parte de nosotros tenemos un concepto erróneo de lo que es amor. ¿Dónde encontraste tú la definición que tienes de amor? ¿En lo que has escuchado? “El amor es el sentimiento más bonito…” ¿En las películas de Hollywood? ¿En lo que dice el diccionario?: 1)Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser; 2) Sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear.; 3) Tendencia a la unión sexual. ¿Será Dios alguna de esas definiciones?

La Biblia nos regala la definición más completa y hermosa de lo que es el amor. En 1 Corintios 13:4-7 dice: “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” ¿Se parece esta definición a las que leímos hace un momento? ¿Amamos de esta manera? 1 Corintios 16:14 dice que todo lo que hagamos, lo hagamos con amor.

Hace un tiempo estaba organizando algunos papeles, libretas, libros, entre otras cosas en mi cuarto (de esas limpiezas que empiezas a hacer y terminas con un reguero mayor) y me puse a hojear un libro que escribí hace unos años. En la página 39 vi una imagen que me llevó 15 años atrás: una postal escaneada. Se titulaba: “Para un padre y esposo muy especial que lo queremos con todo el corazón”. Entre las cosas que decía: “Te vamos a querer por siempre y queremos que trates de ser tan alegre como antes. Sabemos que es difícil, pero tienes que luchar por salir de esto. Nosotras sabemos que lo lograrás. Te amamos mucho”. Mi papá estuvo dos años enfermo con depresión. Recuerdo que no fue nada fácil para nosotras, y nos preguntábamos si en algún momento todo eso acabaría y si volveríamos a ser la familia de antes. Los psiquiatras y los medicamentos que le recetaban no causaban ninguna mejoría. Lo único que lo pudo curar fue la paciencia, la dedicación, la perseverancia, la fe; es decir, el amor. Leyendo esto recordé que el amor es capaz de esperar el tiempo que haya que esperar y nos permite tener la esperanza de que todo saldrá bien. En toda mi vida no había escrito tantas cartas y postales como durante esos dos años. Hoy te puedo decir que cada una de ellas valió la pena. Entendí a lo que Pablo se refería cuando le dijo a la Iglesia de Corintos que el amor “todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta”.

¿Seremos capaces de mostrar un amor así? Un amor sin egoísmos que busque servir y no ser servido, que ansíe el bienestar del otro sobre el suyo; un amor que no se enoje por cualquier cosa y que no se pase recordando lo malo que otros le han hecho. Un amor bueno y compasivo, que no compita y no se crea más que nadie; un amor humilde, sin orgullo ni arrogancia que anhele agradar el corazón de Dios. Un amor genuino, real y transparente que permanezca acompañado por la verdad y el perdón. 1 Corintios 13:13 dice que “hay tres cosas que son permanentes: la confianza en Dios, la seguridad de que él cumplirá sus promesas, y el amor. De estas tres cosas, la más importante es el amor.”

¿Seremos capaces de vivir un amor que se proponga amar como Dios nos ama? Normalmente asociamos el amor con corazoncitos, Cupido, peluches, canciones románticas, cosas bonitas. Sin embargo, la realidad es que el amor es un acto de voluntad, es un esfuerzo consciente, un compromiso. Más allá de nuestras emociones, tiene que ver con nuestro carácter. Entonces el amor, lejos de ser un simple sentimiento, se trata de una decisión.

Confieso que la primera vez que escuché “el amor es una decisión”, pensé que la persona que me lo dijo era tan insensible, inhumana e incoherente que hasta me molesté; esas palabras para mí no tenían sentido alguno. Sin embargo, en el camino, mientras he ido conociendo a Dios, me he dado cuenta que es imposible que el amor sea un mero sentimiento. Dios decide amarme a mí cada mañana, a pesar de todo lo que le fallo día tras día. Su amor hacia mí es incondicional, puro y sin egoísmos. De igual forma, yo debo decidir amarlo a Él cada día, dedicarle tiempo y conocerlo.

Es más, me atrevería a decir que cuando tú y yo entendamos que el amor es una decisión, entonces el panorama de tus relaciones (con tu esposo/a, con tu novio/a, con tu familia, con tus amigos, con el prójimo y con Dios) será uno completamente diferente. El problema que tenemos es que nuestro amor es tan condicional. Nos dejamos llevar por sentimientos y emociones que de un momento a otro pueden cambiar. Tanto así que hoy día las personas se casan manteniendo la alternativa del divorcio guardada debajo de sus almohadas por si al día siguiente la necesitan. Quiero compartir contigo una historia que hace tiempo encontré, y me gustaría que la aplicáramos a todas nuestras relaciones:

Un esposo fue a visitar a un sabio consejero y le dijo que ya no quería a su esposa y que pensaba separarse. El sabio lo escucho, lo miro a los ojos y solamente le dijo una palabra: “Ámela”, y luego calló. El esposo contestó: “Pero es que ya no siento nada por ella.” “Ámela”, repuso el sabio. Ante el desconcierto del hombre, después de un oportuno silencio, el sabio agregó lo siguiente: “Amar es una decisión, no un sentimiento. Amar es dedicación y entrega. Amar es un verbo y el fruto de esa acción es el amor. El amor es un ejercicio de jardinería: Arranque lo que hace daño, prepare el terreno, siembre, sea paciente, riegue y cuide. Esté preparado porque habrá plagas, sequías o excesos de lluvias, mas no por eso, abandone su jardín. Ame a su pareja, es decir: acéptela, valórela, respétela, dele afecto y ternura, admírela y compréndala. Y eso es todo: Ámela.”

Desde pequeños nos han enseñado que el amor es meramente sentir y no es así; por el contrario, el amor es incluso tomar la decisión de mantener vivas las emociones. Amar es el mandato más importante que Dios nos da. En Mateo 22:37-40 nos dice que amemos a Dios con todo lo que pensamos, con todo lo que somos y a nuestro prójimo como nos amamos a nosotros mismos. Me preguntaba el otro día, ¿qué me imposibilita amar como Jesús? Aun estando clavado en una cruz, a pesar de haber sido traicionado, Jesús mostró el más sublime amor. ¿Qué tal si aceptamos un reto hoy? Dejar de amar con condiciones. Busquemos no dejarnos llevar por sentimientos y emociones inestables. Busquemos imitar el amor no merecido de Jesús para con nosotros. Entendamos que se ama desde lo cotidiano, desde el día a día, con acciones, con hechos, no con meras palabras; se ama con decisión. ¿Qué tienes que dejar a un lado para poder amar como Jesús? ¿Qué acciones, actitudes o emociones te impiden mostrarle al mundo que amas diferente? Hoy te reto a aplicar el amor que describe Corintos, ¿te atreves? Yo sé que sí. . .

Escrito por: Juliannys Acevedo
@ErikaMichael12 
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