Grupo Puerto de Milagros
¿Alguna vez se ha detenido a pensar que sucederá con su familia si usted faltara? Hay momentos en que uno debe pensar en esto y hacer un análisis de lo dejado al momento. La herencia no solo son los bienes materiales que uno ha podido acumular a través de los años, es mucho más que eso.
Meditando en esto, viene a mi memoria lo afortunada que soy de haber crecido bajo las faldas de una mujer cuyo postulado de vida fue el servir bien a Dios y a su familia. Siempre nos enseño el temor a Jehová, a respetar la vida y tener valores personales que nos hacen ser mejores ciudadanos. Desde pequeños nos llevaba de la mano a la casa de Dios. Nunca nos permitió quedarnos aunque le pusiéramos miles de excusas y mis hermanos y yo no entendíamos y nos daba coraje. Hoy día le agradecemos su fidelidad con nosotros y hemos vivido lo que escuchamos cuando éramos niños. El conocer a Dios cambia tu perspectiva de vida, tu forma de ver las cosas, tu modo de actuar y hasta tu razón de vivir. En este caminar he experimentado quebrantos, desilusiones y dolor, pero siempre he sentido la mano de Dios que me sostiene. En los días que ha llegado el conflicto, su luz me ha guiado por sendas de amor. La mejor herencia no es educarlos en los mejores colegios, que aprendan diversos idiomas, saturarlos con los mejores regalos, ni tan siquiera tener la casa mas lujosa del vecindario. Todo eso es bueno, pero no es lo que van a aquilatar cuando les falte una mano amiga, cuando se sientan solos, cuando la presión de grupo los arrope. Los padres responsables son aquellos que viendo el caos de los tiempos, preparan a sus hijos en la fe cristiana. Aquellos que entienden que no son eternos y por tanto deben prepararlos para seguir adelante, capacitándolos con todas las herramientas posibles para sobrevivir.
He visto en los últimos tiempos la carencia de pequeños que corren y ríen en la casa de Dios. Muchos adultos prefieren dejarlos en sus casas para que no nos molesten y puedan gozarse del programa de la iglesia. Es ahora que debemos de cubrirlos en la oración y el conocimiento de la palabra de Dios. Pidámosle a Dios sabiduría para encaminar bien a nuestros hijos y en el mañana no tener que arrepentirnos de los que debimos haber hecho y no hicimos.
Escrito por: Myriam Guzmán
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