24 de diciembre de 2013

Ayer almorcé con Dios

amaury oyola

Amaury Oyola // Buenas Nuevas
@amauryoyola

Hace varias semanas que tenía una invitación para una reunión con un gran amigo. Cada vez que coordinábamos algo ocurría que dañaba nuestros planes. De haber sabido que sería tan especial jamás hubiera pospuesto aquel encuentro.


La cita se dio en un lugar muy concurrido, nos abrazamos como siempre y vi que los ojos de mi amigo venían cargados de ternura. En nuestra caminata, cada pisada de mi acompañante fueron muy seguras igual que sus pensamientos y acciones.

Con la mayor disposición del mundo y como si el tiempo le perteneciera me acompañó a ver unas lámparas que yo quería para mi habitación. Luego fuimos a almorzar y como un padre a un niño al que ama mucho, me dejó escoger y me pidió que no me preocupara que él pagaría la cuenta.

Una vez en la mesa que compartimos con otros clientes y sentados frente a frente comenzó nuestro dialogo. Primero me sentí en control de la situación puesto que pensé que era mi amigo el que necesitaba verme. Una vez su mirada conectó con la mía vi que mi realidad era otra. No importó cuánto utilicé toda mis barreras y estrategias para no dejar salir mi vulnerabilidad, todo esfuerzo fue anulado. El amor en sus palabras y la radiografía inmediata de mi mente me desarmaron, entonces fue imposible. Cuando me percaté de su determinación, aquella por la que vino a verme, había logrado que las cientos de personas que nos rodeaban hicieran silencio. Sus bocas hablaban, pero el sonido no salía al menos yo no los escuchaba. Yo estaba preso en la burbuja de amor que Dios había creado en ese momento. Por más que expresé mis temores, mis dudas, mi miedo a ser rechazado, mis furias y mis complejos, Dios en un momento desarmó mi limitada humanidad.

Dios intentó hacerse pasar por mi amigo ayer, pero yo lo descubrí. Me dijo que era William, hasta se vistió de polo y jeans. Lo acompañé a pagar su celular, lo escuché hablar, estaba preocupado por otras vidas. !Qué gracioso Dios!, pensó que no lo reconocería. Lo que viví ayer lo he experimentado antes cada vez que Él quiere hablarme, pero esta tarde fue especial.

Dios me dijo tres cosas que jamás olvidaré:
Primero, Sigue siendo como eres. Segundo, Muchos llegarán a mi por ti y tercero, No te quites. Sus palabras aclararon mi nube de dudas.

Ayer Almorcé con Dios, me dijo que se llamaba William, pero yo estoy seguro de que era Él.


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