@ErikaMishel12
Como jóvenes, a veces no vemos de qué manera la Biblia y sus enseñanzas se aplican a nuestra vida diaria. Podemos ver la Biblia como un libro de muchas historias bonitas, pero sin ningún sentido relevante para nosotros. Sin embargo, la Biblia es mucho más que eso.
Vean lo que me sucedió una vez:
Tengo un amigo que es músico de una banda, y se iban a presentar en un concierto. Para nosotros era muy importante que yo fuera a ese concierto. Sin embargo, mi madre no estaba de acuerdo con que yo fuera, ya que ella tenía otra actividad en la que deseaba que yo estuviera presente ese mismo día. Joven al fin, yo quería ir al concierto y compartir con mi amigo y sus amigos. Ustedes saben cómo actuamos cuando nuestros padres nos “cambian los planes”.
Entonces, hablé con mi amigo, con la preocupación de que esta situación le fuese a molestar. Debo admitir que su actitud fue inesperada e inolvidable. Cuando le presenté la situación, sus palabras fueron: “he aprendido que si honramos a Dios en lo secreto, aun cuando nadie vea lo que hacemos o se den cuenta de que hacemos bien, Dios nos va a honrar. Si tu mamá no está de acuerdo con que vayamos al concierto, me parece que debes obedecerla. Oremos juntos para que le entreguemos a Dios el control de esta situación. De todos modos, ya habrán más conciertos a los que podamos asistir.”
Oramos juntos e hice tal como él me recomendó. Para nuestra gran sorpresa, el mismo día del concierto mi mamá me llamó y me dijo: he estado pensando, y quiero que vayas al concierto...y yo te pagaré la taquilla.
¿Qué? ¡Mi corazón saltaba de emoción! Finalmente, fui al concierto. ¡Lo disfrutamos! Y fuimos honrados por Dios. ¿Por qué? Porque honramos a Dios en lo secreto.
Ese consejo que mi amigo me enseñó no salió de la nada. En realidad, él hizo referencia a un verso de la Biblia que dice:
“Esto es lo que yo quiero que hagas: Quédate quieto, busca un lugar íntimo donde no haya espacio de jugar a la doble vida con Dios. Simplemente sé honesto. Dios fijará su mirada en ti y tú podrás comenzar a sentir la verdad de su gracia.”
(Mateo 6:6 The Message- traducción)
Esto, mis amigos, se llama integridad. En ocasiones nos cuesta demasiado obedecer a nuestros padres. Incluso, si le obedecemos, lo hacemos con nuestras acciones, pero no con nuestro corazón. No necesariamente tenemos que estar de acuerdo con lo que nuestros padres dicen (de hecho, si somos jóvenes, casi nunca estaremos de acuerdo con ellos), sin embargo, obedecer a nuestros padres es una manera de honrar a Dios.
Pienso que Dios estaba sentado en primera fila esperando a ver qué decisión yo tomaba, y si yo sería agradecida en el proceso. Debemos aprender a darle gracias a Dios en todo momento, aunque no comprendamos lo que sucede a nuestro alrededor.
En ocasiones lo mejor que podemos a hacer es decirle: “Dios, yo sé que tú tienes un plan en todo esto aunque ahora no lo entienda. Gracias por lo que me enseñarás por medio de esta situación. Ayúdame a ser obediente y a honrarte. Permite que por medio de mi obediencia, mi carácter sea fortalecido.”
Ahora, piensa en Jesús cuando oró en el monte a su Padre justo antes de ser entregado para su muerte. Le dijo que no le hiciera pasar por aquel gran dolor si no era necesario. No obstante, le pidió que en medio de todo, su voluntad fuera establecida.
De esa misma manera debemos honrar a Dios en nuestra intimidad. Allí donde no podemos engañar a nadie, donde somos como siempre hemos sido. En ese lugar donde reconocemos que Dios nos conoce completamente y aun así nos ama. Justo en ese espacio debemos obedecer, en nuestra mente, nuestros pensamientos.
En mi caso, tuve que renunciar a mi propia voluntad y mis ganas de ir al concierto, para obedecer a mi madre y de esta forma honrar a Dios. Tal vez nadie lo notó, pero mi amigo y yo en el secreto fuimos fieles a Dios. De esta forma, Dios ordenó todo de tal manera que pudiéramos ser premiados por nuestras acciones.
Dios nunca te dejará en vergüenza cuando lo honras. Confía en Él y sé obediente.
Como jóvenes, a veces no vemos de qué manera la Biblia y sus enseñanzas se aplican a nuestra vida diaria. Podemos ver la Biblia como un libro de muchas historias bonitas, pero sin ningún sentido relevante para nosotros. Sin embargo, la Biblia es mucho más que eso.
Vean lo que me sucedió una vez:
Tengo un amigo que es músico de una banda, y se iban a presentar en un concierto. Para nosotros era muy importante que yo fuera a ese concierto. Sin embargo, mi madre no estaba de acuerdo con que yo fuera, ya que ella tenía otra actividad en la que deseaba que yo estuviera presente ese mismo día. Joven al fin, yo quería ir al concierto y compartir con mi amigo y sus amigos. Ustedes saben cómo actuamos cuando nuestros padres nos “cambian los planes”.
Entonces, hablé con mi amigo, con la preocupación de que esta situación le fuese a molestar. Debo admitir que su actitud fue inesperada e inolvidable. Cuando le presenté la situación, sus palabras fueron: “he aprendido que si honramos a Dios en lo secreto, aun cuando nadie vea lo que hacemos o se den cuenta de que hacemos bien, Dios nos va a honrar. Si tu mamá no está de acuerdo con que vayamos al concierto, me parece que debes obedecerla. Oremos juntos para que le entreguemos a Dios el control de esta situación. De todos modos, ya habrán más conciertos a los que podamos asistir.”
Oramos juntos e hice tal como él me recomendó. Para nuestra gran sorpresa, el mismo día del concierto mi mamá me llamó y me dijo: he estado pensando, y quiero que vayas al concierto...y yo te pagaré la taquilla.
¿Qué? ¡Mi corazón saltaba de emoción! Finalmente, fui al concierto. ¡Lo disfrutamos! Y fuimos honrados por Dios. ¿Por qué? Porque honramos a Dios en lo secreto.
Ese consejo que mi amigo me enseñó no salió de la nada. En realidad, él hizo referencia a un verso de la Biblia que dice:
“Esto es lo que yo quiero que hagas: Quédate quieto, busca un lugar íntimo donde no haya espacio de jugar a la doble vida con Dios. Simplemente sé honesto. Dios fijará su mirada en ti y tú podrás comenzar a sentir la verdad de su gracia.”
(Mateo 6:6 The Message- traducción)
Esto, mis amigos, se llama integridad. En ocasiones nos cuesta demasiado obedecer a nuestros padres. Incluso, si le obedecemos, lo hacemos con nuestras acciones, pero no con nuestro corazón. No necesariamente tenemos que estar de acuerdo con lo que nuestros padres dicen (de hecho, si somos jóvenes, casi nunca estaremos de acuerdo con ellos), sin embargo, obedecer a nuestros padres es una manera de honrar a Dios.
Pienso que Dios estaba sentado en primera fila esperando a ver qué decisión yo tomaba, y si yo sería agradecida en el proceso. Debemos aprender a darle gracias a Dios en todo momento, aunque no comprendamos lo que sucede a nuestro alrededor.
En ocasiones lo mejor que podemos a hacer es decirle: “Dios, yo sé que tú tienes un plan en todo esto aunque ahora no lo entienda. Gracias por lo que me enseñarás por medio de esta situación. Ayúdame a ser obediente y a honrarte. Permite que por medio de mi obediencia, mi carácter sea fortalecido.”
Ahora, piensa en Jesús cuando oró en el monte a su Padre justo antes de ser entregado para su muerte. Le dijo que no le hiciera pasar por aquel gran dolor si no era necesario. No obstante, le pidió que en medio de todo, su voluntad fuera establecida.
De esa misma manera debemos honrar a Dios en nuestra intimidad. Allí donde no podemos engañar a nadie, donde somos como siempre hemos sido. En ese lugar donde reconocemos que Dios nos conoce completamente y aun así nos ama. Justo en ese espacio debemos obedecer, en nuestra mente, nuestros pensamientos.
En mi caso, tuve que renunciar a mi propia voluntad y mis ganas de ir al concierto, para obedecer a mi madre y de esta forma honrar a Dios. Tal vez nadie lo notó, pero mi amigo y yo en el secreto fuimos fieles a Dios. De esta forma, Dios ordenó todo de tal manera que pudiéramos ser premiados por nuestras acciones.
Dios nunca te dejará en vergüenza cuando lo honras. Confía en Él y sé obediente.
@ErikaMishel12
www.jovencadadia.com
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