¿Está tu iglesia realmente involucrada en misiones, más allá de dar ofrendas? ¿Está tu iglesia comprometida con aportar a misiones a pesar de la “crisis económica”? ¿Cuenta tu iglesia con un equipo de misiones capacitado? En estos últimos años, muchos misioneros han tenido que regresar del campo para buscar fortalecer o renovar su apoyo económico porque quienes les apoyaban ya no lo están haciendo. ¿Cómo está respondiendo su iglesia a esta realidad? BIENVENIDOS una vez más a esta sección de “Conociendo de Misiones”. Hoy continuamos esta serie para evaluar nuestra iglesia en cuanto a su involucramiento en misiones. Atrévase a usar estos datos para evaluar su iglesia local.
TÚ Y LAS MISIONES- La iglesia local es el recurso de Dios para la extensión del Reino de Dios sobre la tierra. Es vital que cada congregación local asuma su rol en el mover de Dios en cada generación. Mantengamos en perspectiva que la tarea de evangelización mundial y discipulado de las naciones es una simultánea, desde Jerusalén hasta lo último de la tierra.
Por otro lado, debemos estar claros en que apoyar y sostener la obra misionera global va mucho más allá de enviar ofrendas. Es común que veamos misiones como ofrendas que salen para que el evangelio llegue a las naciones. Pero misiones es gente. Alguien lo definió como “Gente enviando gente para salvar gente.” Por eso hablamos de personalizar las misiones. Esto nos deja ver que misiones no es una factura más que la iglesia paga, uno o varios cheques que envían cada mes. Misiones habla de vidas que han renunciado a su comodidad, muchas veces a su buen trabajo y salario, para responder al llamado de Dios y servir en lugares totalmente diferente del suyo. Es mucho lo que el misionero rinde, renuncia y entrega con tal de obedecer a Dios. Vale la pena que la iglesia se involucre.
A pesar de la crisis económica, podemos imitar a los hermanos de Macedonia, quienes estando en una condición de pobreza extrema, no dejaron de participar en ayudar a otros hermanos. (2 Corintios 8:3) Los creyentes no aportamos a la obra misionera porque nos sobra, sino que desde con sacrificio también aportamos para la obra del Señor. Además de ofrendar, hoy día uno de los recursos poderosos para sostener la obra y apoyar al misionero en en el campo es la comunicación. Recientemente una pastora amiga me mencionó que el uso de redes sociales para conectar a los hermanos en la iglesia con los misioneros, ha sido de bendición. Los misioneros comunican y ponen fotos y testimonios de su labor y los hermanos acá conocen constantemente lo que sucede en el campo. Esto ha ayudado a que los hermanos se sientan más parte del trabajo que hacen los misioneros y apoyen con mayor dedicación la obra misionera. A esto le llamamos personalización de las misiones, hacerlas algo personal, sentirnos parte de lo que el misionero realiza.
Es saludable para la iglesia tener un equipo misionero, o sea, un grupo de personas que son las que organizan y desarrollan las diferentes actividades misioneras en la iglesia durante el año. Este equipo de misiones es quien busca información y la pone a disposición de los demás para oración u apoyo en otras áreas. También organizan viajes cortos de experiencia misionera para brindar la oportunidad de conocer el campo y lo mucho que podemos hacer a favor de la extensión del Reino, sin demasiado esfuerzo. El equipo de misiones es quien, junto a otros líderes de la iglesia, preparan la Convención Misionera Anual. Este tipo de evento debe ser informativo, motivador y retador. Impulsar a aquellos que responden al llamado de Dios, a entrar en un proceso de preparación previa a su salida al campo transcultural.
El que oremos por las peticiones y trabajo del misionero en el campo, así como el que le visitemos son otras de las áreas en las que podemos involucrarnos y apoyar la obra misiones. Como iglesia, unimos esfuerzos para hace posible que Cristo sea conocido hasta los confines de la tierra.
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