7 de mayo de 2014

ESTILO DE VIDA: TENGAMOS CORAZONES ENFOCADOS


Joel Hernández// BUENAS NUEVAS 
Grupo Puerto de Milagros

La vida ya es dura de por sí. Es incluso más dura cuando nos dirigimos en la dirección equivocada. Una de las increíbles capacidades de Jesús fue mantenerse dirigiéndose al blanco. Su vida nunca se salió de carril. Ni una sola vez lo encontraron caminando por el lado equivocado de la pista. No tenía dinero, ni computadoras, ni aviones a reacción, ni ayudantes administrativos; sin embargo Jesús hizo lo que muchos de nosotros no hacemos. Mantuvo su vida en su curso.


Al mirar Jesús por el horizonte hacia el futuro, podía ver muchos blancos. Muchas banderolas ondeaban al viento, y podía dirigirse a cada una de ellas. Podía haber sido un revolucionario político. Podía haber sido un líder nacional. Podía haberse contentado con ser un maestro y educar las mentes, o ser un medico y sanar cuerpos. Pero el final escogió ser el Salvador y salvar almas. Cualquiera que estuvo cerca de Cristo por un poco de tiempo oyó del propio Jesús: "El Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido"(Lucas 19:10). "El Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos"(Marcos 10:45). El corazón de Cristo estaba enfocado indefectiblemente en una tarea. El día en que dejó la carpintería, tenía un último objetivo: la cruz del Calvario. Se concentró tanto que sus palabras finales fueron: "Consumado es"(Juan 19:30) (Esta historia continua).

¿COMO PUDO JESÚS DECIR QUE HABÍA CONCLUIDO?


Todavía había gente con hambre a quien alimentar, enfermos que sanar, gente que no sabia a la que había que enseñar y gente sin cariño a la cual amar. ¿Como podía decir que había concluido? Sencillo. Había completado la tarea designada. Su comisión estaba cumplida. El pintor podía poner a un lado su pincel, el escultor su cincel, el escritor su pluma. El trabajo estaba hecho. ¿No le encantaría poder decir lo mismo?, ¿No le encantaría poder mirar retrospectivamente su vida y saber que ha hecho lo que fue llamado a hacer?. Es que nuestras vidas tienden a esparcirse tanto. Nos intriga una moda hasta que asoma la siguiente. Nos dejamos embobar por la última novelería. Este proyecto, y después el otro. Vidas sin estrategia, sin meta, sin prioridad definida. Jugando hoyos fuera de orden. Erráticas. Vacilantes. Viviendo la vida con hipo.

Fácilmente nos distraemos por cosas pequeñas, y nos olvidamos de las grandes. ¿Como evitar cometer el mismo error en la vida? Dios quiere que seamos como Jesús y que tengamos corazones enfocados. El que diseñó nuestro curso nos dejó direcciones.

Romanos 8:28 dice: "Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes le aman, a los cuales Él ha llamado de acuerdo con su propósito". El plan de Dios es salvar a sus hijos. "El Señor...es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento"(2 Pedro 3:9). Si el objetivo de Dios es la salvación del mundo, entonces mi meta debe ser la misma. Los detalles diferirán de persona a persona, pero el cuadro en grande será idéntico para todos nosotros. El coloso Pablo escribe que somos los representantes de Cristo. Dios nos usa para persuadir a hombres y a mujeres( véase 2 Corintios 5:20). Sin que importe lo que usted desconozca del futuro, una cosa es cierta: se supone que usted debe contribuir al buen plan de Dios, hablar a otros del Dios que ama y anhela llevarnos a su hogar. 

Esta pregunta tal vez le sorprenda. Tal vez pensó que sus anhelos no tienen nada que ver con mantener su vida en el carril. No podría discrepar más. Su corazón es esencial. Cuando nos sometemos a los planes de Dios, podemos descansar en Él. Nuestra tarea asignada se halla en la intersección del plan e Dios y nuestros placeres. Algunos anhelan dar de comer a los pobres. Otros disfrutan el dirigir la iglesia. A otros les encanta cantar o enseñar; o dar la mano al enfermo o asesorar al confundido. Cada uno de nosotros ha sido hecho para servir a Dios de una manera única. Usted es hecho a la medida, hecho a propósito. Dios prescribió su nacimiento. Independiente de las circunstancias que rodearon su llegada, usted no es un accidente. Dios lo planeo desde antes de que naciera. Los anhelos de su corazón no son accidentales; son mensajes vitales. Los deseos del corazón no son para ignorarse: se los debe consultar a Dios

Así cómo el viento mueve la veleta, Dios usa sus pasiones para mover su vida. Dios tiene demasiada gracia como para pedirle que haga algo que detesta. Tenga cuidado, no obstante. No considere sus deseos sin considerar sus capacidades. Recuerda que Cristo Viene.

Escrito por Iris N. Torres Padilla

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